Cuando la cuestión tenía un año

Entrevista realizada entre amigos, con motivo del primer aniversario de la cuestión:
José Luis Yánez (JLY) funge como entrevistador; y
 Eloy Cano Castro (ECC) trata de hacer la contraparte.




JLY: 23 de enero de 1996, son aproximadamente las 10:20 de la mañana y en este día histórico tenemos una conversación con Eloy Cano, director de la cuestión. El motivo para la entrevista es múltiple. Por una parte la cuestión como órgano de prensa, como órgano de opinión universitaria, en el venidero mes de febrero va a cumplir un año. ¿Qué nos puede decir Eloy Cano en este cumpleaños número uno de la cuestión?

ECC: Muchísimas cosas. Podríamos hablar de satisfacciones que hemos tenido con la elaboración del medio. También podría hablar de dificultades, experiencias, reacción de los lectores. Realmente habría mucho que conversar en este año en el que esperamos llegar a 24 números al cumplirse exactamente el año el primero de febrero.

JLY: ¿Cómo nace la cuestión?

ECC: Nace por una necesidad. Una necesidad bien sentida por muchos los miembros de la comunidad universitaria, de la Universidad Simón Rodríguez en particular, porque no había, no hay todavía, otro medio donde pueda expresarse. Los medios que existen actualmente, y entonces -igualmente hace un año-, son medios oficiales que se prestan (bueno, además de que no son periódicos) para mostrar la cara que quieren presentar las autoridades de turno, como suele decirse.

JLY: ¿Por qué la cuestión no salió antes?

ECC: Pues, no sé.

JLY: Es decir, pudiésemos pensar que la cuestión nace en un momento histórico, aparece en un momento histórico, entonces de allí la pregunta: esa situación coyuntural si se puede llamar así, que trae la aparición de la cuestión, antes, años atrás, ¿no había una situación similar que permitiera la aparición de la cuestión?

ECC: Supongo que sí, pero digamos que se tienen que dar todas las circunstancias ¿no? porque además de la necesidad de tener un vehículo de opinión, como decimos, también hace falta la gente que lo quiera hacer, los escritores que quieran escribir en él, los mecanismos de distribución, o sea, hace falta una serie de circunstancias y en particular motivación. Supongo que hace un año se dio todo ese conjunto de circunstancias ...

JLY: ... que no se habían dado antes

ECC: Que quizás no se habían dado antes. Se han dado en otros momentos, sí ha habido otros medios. Pero la Universidad Simón Rodríguez es particularmente escasa en medios de comunicación. A pesar de su dimensión nacional, de tener implicación con toda la sociedad nacional, estar muy distribuida por todo el país, etc., no tiene una presencia que se vea en papeles periódicos. Antes de la cuestión, que yo recuerde, ha habido solamente dos medios de alguna relevancia para la vida institucional de la Universidad Simón Rodríguez , que son Evidencia, que era editado (las dos veces que salió, porque salió en dos períodos) por la Asociación de Profesores y Con Base fue editado también durante algunos años, aunque su periodicidad no siempre fue regular (Evidencia, tampoco tuvo periodicidada regular). Aparte de eso, ni siquiera los medios oficiales son períodicos.

JLY: Ya. Tu estuviste ligado al comité redactor de Con Base.

ECC: Sí.

JLY: ¿Cómo nació Con Base?

ECC: Yo entré a Con Base cuando ya estaba conformado, digamos. Según entiendo, surgió también de una inquietud un poco similar en su momento, hace unos 7 o 8 años, se reunió un grupo de gente con alguna preocupación y decidieron formar un grupo y a su vez editar un medio impreso. Pero cuando yo ingresé al comité editorial de Con Base, me metí de lleno en la edición del medio, nunca estuve realmente de acuerdo -al margen de las relaciones personales, por supuesto- con la idea de un grupo paralelo al medio impreso.

JLY: ¿Cómo es eso de un grupo paralelo?

ECC: Es decir, es un grupo con presencia política, se podría decir. Es un grupo político, en el mejor sentido del término, que edita un medio impreso. A mi manera de ver, es importante tener el medio y que los grupos políticos se expresen en él.

JLY: Los, que no sea de un grupo. En este sentido, que tocamos el tema de los grupos, la cuestión ¿es un grupo?

ECC: No, es una de las ventajas que yo le veo. De hecho, tú y algunas personas que forman el “núcleo fuerte” -como diría Lakatos-, el núcleo más frecuente de escritores y colaboradores de la cuestión sabe que nosotros tenemos diferencias, y a veces hasta rencillas, que no son fáciles de limar, pero así nació. Y así habría anécdotas que contar en su momento. El hecho es que cada uno de nosotros tiene posiciones que no son muy similares. A mi modo de ver eso le da riqueza al contenido de la cuestión, porque no hay una opinión única, aunque a veces coincidimos, y muchas veces coincidimos sin querer, que es la otra cosa. Porque desde posiciones o intereses distintos a veces se logra un consenso mínimo o una posición frente a ciertos tópicos universitarios.

JLY: La cuestión surgió -a pesar que tú has fijado un planteamiento, pero hablando del momento histórico- como un vehículo de protesta ante Pastrana. ¿Fue la gestión de Pastrana el elemento que determinó la aparición de la cuestión?

ECC: Quizás ayudó, porque, en fin, el manejo de la gestión universitaria en los últimos años en la Universidad Simón Rodríguez a mi modo de ver deja mucho que desear, y al no haber otros cauces para presentar la opinión que evidentemente es divergente, probablemente sí, es uno de los factores que ayudan. Sin embargo, no sé si recuerdas, en los meses previos a la aparición de la cuestión varias veces conversamos de cuándo iba a salir Evidencia, que estuvo pendiente de salir un año, y al final no salió nunca; que cómo haríamos para escribir en algún lugar, etc., total, que bueno, la circunstancia de querer escribir es el factor más fuerte. También el factor de que hay la opinión y las ganas de expresarla.

JLY: ¿Cuál es a tu modo de ver el mayor escollo que ha tenido que sortear la cuestión?

ECC: Bueno, realmente yo no tengo sino alegrías, o cómo podría decir, con respecto al resultado que ha tenido la cuestión. Por lo mismo que conversamos hace un momento, era una necesidad, realmente, y ha tenido muy buena recepción. Nunca han faltado escritores, cosa que suele pasar en otros medios. Nunca ha faltado plata. Más bien tenemos todo a nuestro favor. El único escollo es quizás la distribución, porque realmente la Universidad no se presta para una distribución fácil. De alguna manera estamos tratando de solventar eso, estamos llegando a casi todos los núcleos (Universidad Simón Rodríguez) y queremos mejorar eso.

JLY: Hablando de plata, y eso es importante resaltarlo en esta conversación, los medios con que cuenta la cuestión para su financiamiento.

ECC: Sí, bueno, es muy sencillo. Hay un grupo de colaboradores habituales que llevan el fuerte de la contribución para todos los gastos que requiere, pero frecuentemente nos tropezamos con colaboraciones espontáneas, con lectores, con gente a la que no tenemos acceso todos los días. Todo eso da el fondo que nos permite aparecer periódicamente.

JLY: En este momento cuando estamos en el mes de enero y en los próximos meses se avecina un proceso electoral en la Universidad Simón Rodríguez ¿cuál es la posición de la cuestión en este proceso?

ECC: Según la entiendo, la cuestión no tiene ninguna posición. Lo que debería la cuestión es reflejar algunas -o todas- de las posiciones que están presentes. Ahora, yo sí tengo una posición y trataré de expresarla como lo he venido haciendo. Mi posición está tomada desde hace bastante tiempo y pienso que los hechos me dan la razón a medida que va pasando el tiempo, es que la Universidad Simón Rodríguez requiere con urgencia un acto de contrición y una reflexión profunda para ver qué quiere ser; y, un cambio de rumbo. Lo que hemos visto en estos años -hemos tenido diversas experiencias a lo largo de los años en esta universidad- y, a pesar de todas sus variaciones tienen algunos elementos en común. Por ejemplo, hay una capa administrativa en la universidad que suele permanecer por años en los cargos y que de alguna manera son pues, causa y consecuencia de esa inercia que tiene la universidad. A mi modo de ver la situación del país -y de Latinoamérica- le pide a la universidad que cambie. Ese cambio, sigo creyendo, pasa por salir de los políticos que están instalados en las posiciones de dirección institucional. Cambiarlos por gente que verdaderamente no la use como trampolín o simplemente como lugar para lucrarse...

JLY: Como botín de guerra...

ECC: Sí.

JLY: En este caso la posición de la cuestión será académica, no comprometida con ninguno de los aspirantes a dirigir la universidad.

ECC: No, pero supongo que cada uno de los escritores de la cuestión tendrá su posición. Me temo que serán partidarios -por el conocimiento que tengo de ellos- de candidatos de oposición.

JLY: Este planteamiento era una pregunta que tenía: la cuestión y el proceso electoral. Como tu dices, la línea de la cuestión es de no comprometerse con ningún candidato, pero sí comprometerse con el proceso. Su compromiso como medio de comunicación es aupar el proceso. ¿Cómo ves el proceso electoral?

ECC: Bueno, sabes que el reglamento vigente en la Universidad Simón Rodríguez no plantea realmente una elección sino una consulta para designar las nuevas autoridades, y en este caso, el que vamos a tener en marzo, es el nuevo rector. Esa consulta, sin embargo, se hace siguiendo el estilo de otras universidades y la Ley de Universidades, que establece un Claustro formado por profesores ordinarios y estudiantes regulares. El problema es que ya desde este momento nos vemos en la necesidad de estudiar la forma en que se está llevando el proceso electoral -o el proceso de consulta- a fin de garantizar que sea... cómo diría, elegante...

JLY: decente...

ECC: Sería la palabra. Simplemente, que sea como debe ser y no manipulado, en fin. En estos días hemos podido ver el borrador de una resolución que crea la Comisión Electoral, y ya hemos visto unas cosas extrañas. Que preocupan, porque de mantenerse el borrador como está estipulado, prácticamente no tendría sentido participar en unas elecciones de la naturaleza que se plantean allí. En particular, el reglamento de la Universidad Simón Rodríguez que es del año 92, establece claramente que es el Consejo Superior el que se encarga de todo lo relativo al proceso de consulta o elección. Sin embargo, el Consejo Directivo está invadiendo las atribuciones del Consejo Superior y dictando esa norma, basándose en un parágrafo de un artículo muy general y que no tiene incidencia directa en esta cuestión. Y para más ñapa, el Consejo Directivo está participando de hecho en la elección y ellos pretenden ser el órgano de apelación de los problemas que pueda haber en ella. Entonces, por decir lo menos, eso se ve bastante feo.

JLY: Dentro de lo que es ese proceso electoral que se avecina y viendo lo que ha sido la gestión de Andrés Pastrana como rector ¿ves alguna relación entre la nueva estructura administrativa de la universidad, los planes de desarrollo profesoral y las apetencias de reelección de Andrés Pastrana.

ECC: A mí me parece evidente la relación. De hecho, la manipulación de toda la estructura universitaria con fines un poquito oscuros es bastante evidentes. Si el actual rector, que fue designado hace ya casi cuatro años, hubiese tenido la intención de -como él dice- modernizar la universidad, democratizarla y hacerla autónoma como dicen algunos papeles por allí, pienso que el mejor indicador de que esa era su intención está en su retiro en este momento de cualquier contienda electoral, porque él al fin y al cabo ya fue rector en otra universidad y está jubilado. Y si él venía con intenciones de mejorar la universidad, tuvo tiempo de hacerlo, y forma, y recursos. Todo lo tuvo. Pero la realidad nos dice que todo lo que él pretende simplemente es seguir, seguir aquí unos años más, aumentando la burocracia de la universidad, no mejorando su funcionamiento, aumentando su gasto. Contratando personal, probablemente muchas veces innecesario, y llevando a la unversidad, en definitiva, hacia la decadencia.

JLY: Y lo ves como una estrategia para permanecer en el cargo.

ECC: Así lo veo.

JLY: Saliéndonos un poco del ámbito de la Universidad Simón Rodríguez, vamos a verlo en relación con otras universidades experimentales que empezaron más o menos al mismo tiempo, podemos hablar de la UNELLEZ, de la Universidad Simón Bolívar, que prácticamente -con muy poca diferencia- estas universidades comienzan igual ¿cómo ves entonces el desarrollo de las otras universidades experimentales antes nombradas y el de la Universidad Simón Rodríguez?

ECC: Las diferencias creo que son notorias. El caso de la Simón Bolívar que nos lleva cuatro años en antigüedad, es quizás el más visible. Pero la misma UNELLEZ, incluso universidades relativamente más nuevas como la Rómulo Gallegos, parecen ser más dinámicas y tener incluso más pertinencia social que la Simón Rodríguez. El problema de la Simón Rodríguez tampoco es de ahora, es verdad. Empezó hace muchos años al cambiar lo que fue el motivo de su fundación, por circunstancias probablemente personales, políticas, de la época, con la fundación de sedes universitarias muy alegremente -que ahora son núcleos, se les llama así- y lo que vemos hoy se ve que no ha sido pensado desde un punto de vista de planificación universitaria. Lo que vemos hoy claro que ha sido pensado, pero desde otros puntos de vista. Entonces, rescatar la universidad y convertirla -con lo que tiene, con las capacidades que puede tener y las limitaciones también- en una institución que de alguna manera logre pertinencia y responda a las exigencias tanto sociales como propiamente académicas, porque también hay que decir que la universidad tampoco cumple su función con simplemente recibir estudiantes. Justamente, uno tiene la visión de que la universidad es un sitio de producción de conocimiento y de difusión también, pero con hacer la difusión solamente, y si además ella es pobre y de baja calidad, difícilmente entonces se tenga una universidad. Hay que transformarla y hacerla que sea productiva intelectualmente, para que entonces difunda.

JLY: Los políticos, la dirigencia política, partidista, tiene en su aval haber llevado al país a las condiciones en que está. Es decir, la dirigencia política debería admitir sin ningún resquemor que ha fracasado en la conducción del país. Sin embargo, esa misma dirigencia política, con esas tristes experiencias, se empeña en dirigir las universidades ¿qué opinión te merece a tí esa situación? Sobre todo el caso de las universidades experimentales, que son vistas como un botín.

ECC: Sí, una de las cosas que más rabia me ha dado -y de hecho fue lo que me motivó a escribir mi primer artículo en Con Base, hace algunos años- es justamente esa situación; cuando uno oye a exponentes de este tipo de política desgastada criticando a la universidad, pero uno sabe porque conoce las relaciones y los poderes que manejan, que este mismo dirigente es uno de los que ha contribuido con más fuerza a introducir gente de su partido en las universidades -en las experimentales particularmente- sin importar la vía de ingreso, sin importar la calidad de estos compañeros, etc., simplemente para que tengan empleo, entonces, como eso evidentemente es perjudicial para la universidad -mal funcionamiento, gente que está allí simplemente cobrando, etc.- y no puede dar buena imagen de la universidad, luego las universidades tienen bajo prestigio, entonces este señor X otra vez, venga a hablar mal de la universidad...

JLY: Cuando de alguna manera es responsable...

ECC: Y probablemente de los más responsables. Y esa es la relación que hay. Esta gente... son embusteros, simplemente.

JLY: Hablábamos de las universidades experimentales ¿cómo ves lo que sería el papel de la Universidad Simón Rodríguez primero con las universidades nacionales y segundo de las experimentales con aquellas? Un análisis comparativo de la dinámica universitaria...

ECC: No sé si estaré bien informado. Lo que uno aprecia es que las universidades experimentales no experimentan, que donde se están haciendo los experimentos es en las universidades que llaman tradicionales como la Central, ULA, LUZ, Carabobo...

JLY: O sea que ya en el nombre hay una contradicción porque no se conoce el resultado de los experimentos...

ECC: No, no se conoce y además yo creo que no existen. Porque una cosa es el discurso -sea escrito o no- y otra es la acción. Malamente puede haber experimento allí, ni siquiera experiencia, a veces. Pero las universidades “experimentales” son una realidad y de hecho todas las universidades creadas después del año 74 son experimentales, no hay ninguna que no sea así. Y tienen que jugar algún papel. Lo que percibo es que algunas de éstas son más regionales y cumplen esa función que quizás no cumplen otras; la UCV, por ejemplo, tiene un ámbito, una zona de influencia, un poder intelectual digamos, que es de alcance nacional e internacional. La UNET en el Táchira, probablemente está más ajustada a su contexto regional. Igualmente la UNELLEZ, aunque la región es bastante más amplia. La UNERG, al menos en un principio, se ve más orientada a satisfacer necesidades regionales y con la excepción de la UNA, la Universidad Simón Rodríguez es la única universidad que parece tener el compromiso de dar una respuesta a nivel nacional siendo localmente pertinente. Las otras universidades también van expandiéndose, creando núcleos -como el núcleo de Cagua de la UCV- cositas, pequeños núcleos para los primeros años de carrera, o, en el caso de Carabobo se extienden a un núcleo de relativa importancia como es el caso de La Morita en Maracay, lo que hace que la UC tenga prácticamente dos sedes fuertes. La Universidad Simón Rodríguez entonces aparece como la que tiene gran presencia nacional, pero, el gran pero, es que eso no fue planificado así. No es que la universidad desde un principio determinó tener una presencia nacional y atacar problemas locales siendo extendida nacionalemente, sino que es la inercia lo que la ha llevado a esta situación. Es una inercia administrativa. En su momento se crearon extensiones -tenían el nombre de Centros de Estudios Supervisados- ahora se llaman núcleos que tienen muy poco personal, relativamente pocos estudiantes, algunas veces en ciudades muy pequeñas, cuya creación no fue estudiada y probablemente lo que es peor es que estos núcleos al ser tantos y tan pequeños no logran lo que podríamos llamar una “masa crítica”, una masa que de alguna manera potencie la creación intelectual. Yo creo que ese es el principal problema de la Simón Rodríguez. Aunque también se puede solventar con algunos medios. De hecho, los medios técnicos existen. El caso es que hay que cargar con eso, entonces a mi modo de ver, el cambio en la Universidad Simón Rodríguez pasaría por reconocerse como es para partir de allí.

JLY: Ahora, yo soy de los que sostengo que es a través de la educación como se puede llegar a hacer esa revolución que todos asnsiamos, esa revolución silenciosa en que no se va a echar un tiro, es la educación. En ese sentido la Universidad Simón Rodríguez está preparando educadores, por una parte, o sea que tiene una oportunidad para ir preparando el ejército para esa revolución silenciosa. Pero además tiene otras carreras, con lo cual puede contribuir formando al personal que esté a la altura de las circunstancias que el país reclama. Entonces ¿cómo ves lo que son los planes nacionales, esas necesidades locales, lo que demanda el Ejecutivo nacional, los ejecutivos regionales y el papel de la Universidad Simón Rodríguez ante ese reto?

ECC: ¿Eso es una concha de mango?

JLY: ¿Está a la altura de las circunstancias?, o el Ejecutivo y sus planteamientos andan por un lado y la universidad anda por otro lado

ECC: Quizás lo que vemos es que la Universidad Simón Rodríguez y a lo mejor otras universidades experimentales tendrían teóricamente la manera de tener una respuesta más adecuada tanto a necesidades locales como coyunturales en el país. Pero eso es en teoría, justamente yo creo que la universidad no tiene capacidad de respuesta, porque está burocratizada y está anquilosada. El espíritu experimentador se quedó en el pasado, si lo tuvo alguna vez. No creo que la universidad tenga esa capacidad, pero también con los bemoles de que lo que pide el Ejecutivo no siempre es lo que conviene. Ahora se está tratando de abrir algunas nuevas carreras, que es una de las cosas que requiere la universidad para justificarse, pero hasta el momento no se ven las posibilidades de que la universidad tenga respuesta. En el informe de creación de la Universidad Simón Rodríguez se determinó que Educación y Administración eran carreras claves, y se creó la universidad para establecer nuevas estrategias de enseñanza en estas áreas que pudieran ser extrapoladas a otras universidades, como ya se puede ver, eso no es la realidad actual, sin embargo, la pertinencia que se vió en el año 74 a la carrera de Educación es lo que ha venido sustentando el funcionamiento de la institución hasta muy recientemente y según algunos todavía se require mucha formación de educadores. Ahora, tengo la sensación de que la formación de educadores aquí es un poco tradicional. No parece que lo que se les da en la universidad sea lo mejor para lograr ese cambio social que tu comentabas. Es probable que los egresados de la Simón Rodríguez estén haciendo una contribución al país, pero quizás sea más -en muchos casos- por la propia experiencia vital de ellos que por lo que hayan aprendido en la universidad. Lamentablemente.

JLY: Ahora, tocando el punto de lo que es la comunidad universitaria, lo que es su personal, sus directivos, ¿cómo ves el papel de los estudiantes o participantes de la universidad?

ECC: Muy poco participativos.

JLY: No hacen honor a su nombre.

ECC: Sí. Es el cuento que se parece mucho al de las leyes. Este país tiene todas las leyes que necesita, que se cumplan es otro asunto. Y es así, aquí no queremos llamar alumnos a los estudiantes, sino participantes, y ya estamos satisfechos, pero ¿dónde está la participación estudiantil? Muy poca. Y no diría solamente participación, sino compromiso. Lo que uno percibe en su caminar diario por la universidad es poco compromiso de los participantes con ella. Vienen a alguna actividad en la semana y eso es todo. No vienen, por ejemplo a la biblioteca, porque malamente podrían hacer algo allí. No hay en algunos núcleos -como en el caso de este de Maracay- ni siquiera sitio para permanecer. Hay muchos factores...

JLY: Que conspiran contra la vida universitaria. Tocaba antes el punto de las universidades experimentales porque a mí me ha llamado poderosamente la atención la posición del ciudaddano Presidente de la República cuando reiteradamente habla de austeridad, y vemos que la universidad no está en sintonía con el planteamiento del Ejecutivo nacional, porque lejos de una política de austeridad de las autoridades rectorales, por el contrario, aparece el despilfarro. Que es lo contrario de lo que está dictando el Ejecutivo...

ECC: Y el sentimiento nacional...

JLY: Que en este caso vemos al Presidente interpretando el sentimiento nacional, por lo menos en el discurso. Y vemos en este caso al rector que no está en sintonía con ese planteamiento...

ECC: Comentábamos en estos días esa característica de la Universidad Simón Rodríguez de tener tantos núcleos y, al mismo tiempo, de tener un presupuesto relativamente importante, que está entre los 10 primeros, no entre los 10 últimos, sin embargo ese presupuesto realmente no se aprecia donde se necesita que es en los núcleos. Y cualquiera puede ver el despilfarro que hay tanto en número de personal como en la manera en que se manejan los gastos en general en lo que se llaman las instancias centrales de la universidad. Sin embargo en los núcleos no se ve austeridad, sino pobreza. E incluso en ellos, como vemos aquí en Maracay -que tiene pocos recursos- se gasta en cosas como tarjetitas de presentación para el “tren” directivo, cuando no hay ni siquiera papel para reproducir material docente. Es que los niveles gerenciales de esta universidad están desfasados, realmente como que no saben dónde están parados.

JLY: En toda esta situación hay un grupo de profesores, y se ha dado el caso también de participantes, que a través de órganos como la cuestión y ahí está lo que se ha escrito durante un año que se cumple el venidero mes de febrero. Pareciera que la situación universitaria la siente un grupo, que tenemos que admitir es una minoría, pero hay una mayoría que permanece ausente, ajena ¿a qué crees tú que obedece ese comportamiento?

ECC: Hay una apatía que es tradicional en la Universidad Simón Rodríguez, una apatía que es bastante grande, pero también es verdad, todo el mundo lo dice -al menos en privado- que hay una campaña de terror, de amedrentamiento hacia el personal. Una política que realmente no pareciera ser muy ni democrática ni universitaria, pero existe. Pienso que si la gente lo tolera, hay que aceptarlo.

JLY: Durante la gestión de la Dra. Caldera había una alta proporción de profesores contratados, pareciera que mantener el profesor contratado era una manera de tener la situación bajo control, sin embargo, no podemos negar que en la gestión del Dr. Pastrana un gran porcentaje de ese personal pasó a personal ordinario. Sin embargo, vemos que la apatía permanece, así que no era por la situación de contratación ¿por qué permanece la apatía?

ECC: No tengo respuesta.

JLY: Pero es un punto interesante, vamos a dejarlo a los profesionales de la conducta, que puedan dar una respuesta...

ECC: Lo que uno sí encuentra entre los lectores es que ellos se sienten interpretados bien por un escritor, bien por otro

JLY: Un personal aparentemente apático, pero sin embargo...

ECC: En algunos casos, su participación no da para más aparentemente.

JLY: Hay un punto muy importante en la situación universitaria que no deberíamos pasar por alto, que es la cuestión del presupuesto y su distribución. Veo particularmente, que el Ejecutivo debe exigirle cuentas a la universidad. Y las cuentas de la universidad, por una parte, deben ser en logros, en obras, qué hizo la universidad...

ECC: Aunque sean obras intangibles...

JLY: Es necesario ver qué se hizo con el dinero, investigación, la calidad de las investigaciones, etc., tu estarías de acuerdo en que haya esa entrega de cuentas.

ECC: Sí, y parece ser que cada vez se hace más necesario. De hecho, la mirada, no sé si del Ejecutivo, pero de la sociedad, está puesta en las universidades, en todas las universidades, particularmente en algunas que no parecen contraprestar -digamos así- un servicio adecuado a la cantidad de presupuesto que recibe, y me temo que la Simón Rodríguez esté entre ese grupo. También hemos visto en otros países de Latinoamérica que el Ejecutivo simplemente ha intervenido en las universidades y ha cambiado sus autoridades.

JLY: Me parece interesante, pero hace rato señalábamos el peligro de las instituciones altamente politizadas. Y ¿no sería posible que una institución tan politizada como ésta que haya una intervención del Ejecutivo y sea una componenda política lo que evite esa intervención? a pesar que la comunidad clama por essta acción del Ejecutivo

ECC: Bueno, de hecho eso es lo que está ocurriendo. Si no hemos sido intervenidos es porque hay una componenda de alto nivel, un acuerdo donde el Ejecutivo está metido y... es que llamar politizadas a estas universidades, no sé...¿en qué sentido? porque lo que están es “monolitizadas”, más bien no hay tal politización, lo que hay prácticamente es un cierre de opiniones, un cierre de criterios, hay uno solo, cuantimás dos.

JLY: Es decir, ¿tu te atreverías a darle el calificativo de totalitario?

ECC: Al menos en intención, sí. Quizás el resultado no es lo feliz que ellos quisieran.

JLY: De una mayoría que pretende aplastar a otro sector...

ECC: Una mayoría discutible, es una minoría que con mecanismos bien conocidos en estos 38 años de democracia, somete a una mayoría. Es evidente que no es un proceso político, de reflexión de los profesores, estudiantes, etc. En ese sentido yo no lo llamaría politización.

JLY: Más bien lo ves como la hegemonía de un grupo que dirige la institución.

ECC: Y que está conectado con otros grupitos que manejan otras instituciones. Eso es lo que tenemos.

JLY: En términos de organización espacial esa sería la estructura del poder...

ECC: Sí, el cogollo...

JLY: Las autoridades rectorales en conexión con los partidos políticos del status. Y los acuerdos que se dan en esas esferas.

ECC: Claro. Es que ¿cómo se puede justificar que el rector de esta universidad no tiene, no tenía, para el momento de su nombramiento ni siquiera 5 años en la institución? Sólo se justifica por ese hecho, por ese torcido visor que tienen esos políticos.

JLY: ¿Cómo ves tu el papel de un Ejecutivo que si bien discuta con la institución pero que le de responsabilidades? Responsabilidades que tenga que resolver con su investigación o a través de su extensión, y un poco a fin de año cuando se entregan esas memorias y cuentas -que nadie lee- se entreguen más bien resultados. Y esto no sería exclusivo de la Universidad Simón Rodríguez, sería para todas las universidades ¿cuál es tu opinión al respecto?

ECC: Es evidente que hay una responsabilidad, una responsabilidad moral y casi diría mercantil. La entrega del presupuesto a las universidades no puede ser gratuita, ese presupuesto es un producto nacional, de toda la sociedad, la universidad debe responder por esa parte del presupuesto que se le entrega. Ahora, es posible que no sea el Ejecutivo el mejor órgano para supervisar la ejecución del presupuesto y la experiencia que tenemos de relación con el Ejecutivo nunca han sido buenas. Pero de alguna manera hay que responder. Y como un comentario aparte, eso lo podemos hacer a nivel personal. De hecho los sueldos que se ganan en la universidad con lo deteriorados que están siguen siendo relativamente buenos y a veces son sueldos espectaculares si se toma en cuenta el trabajo que se hace por ese sueldo. Todos conocemos algún caso de un profesor que no sabemos por qué se llama así, que viene cuando le da la gana, que quizás ni cursos atiende, que es un turista. En ese caso el sueldo es una golilla, no tiene una contraprestación. Pienso que cada uno de nosotros tiene que hacerse el análisis de qué producimos por el sueldo que recibimos, al mismo tiempo también reclamarle a la universidad que produzca en relación al presupuesto que recibe.

JLY: También se da el caso de personas que se van enquistando en posiciones, la dirigencia gremial por ejemplo, está recibiendo un sueldo y se va haciendo una especie de dirigente profesional.

ECC: Un caso evidente es el de la Presidencia de la asociación de profesores. Por Acta Convenio se establece que el presidente y algunos otros miembros de la Junta Directiva están descargados totalmente de cualquier trabajo académico, y hemos visto, y no un solo caso, casos de presidentes de asociación, que han considerado eso una beca, entonces han estado hasta cuatro años en algún caso, cobrando su sueldo completo, sin hacer nada para la universidad, ni siquiera gremialmente.

JLY: Y por otra parte, el hecho de no estar en la universidad, porque a veces desaparecen, los desconecta de la realidad, entonces están “dirigiendo” una realidad de la cual están desconectados, porque una vez elegidos, se olvidaron de eso. Finalmente, ya para concluir, te preguntaría cuáles son los planes de la cuestión para el año que se avecina. Los planes en un futuro inmediato, si nos puedes dar esa primicia.

ECC: El primer plan es continuar. Vamos a seguir saliendo quincenalmente como lo hemos hecho, con la regularidad del caso, este año

JLY: Regularidad que no se ha quebrantado...

ECC: No, más bien hemos tenido algunos números extras (con excepción de los períodos vacacionales). Planes tenemos muchos, hemos conversado, el conjunto de personas que colabora con la cuestión tiene muchas ideas, pero yo preferiría hablar de realizaciones más que de planes.

JLY: Las realizaciones se han materializado en haber salido en un año en forma ininterrumpida. Le damos las gracias a Eloy Cano por esta conversación que finaliza a las 11:20 minutos, casi una hora. Muchas gracias.

ECC: A tí.



Escriba sus comentarios
Ir a página base de la cuestión:

Volver a psicoexcesos