la cuestión:

vehículo de opinión universitaria, 17 de enero de 1996, número 23

Contenido:


Democracia... ¿dónde?

Aldo Colmenares

      La más humilde de las actividades del hombre, se conoce

     como labor, es para alcanzar la sobrevivencia. La
 
    segunda, el trabajo, nos permite llegar al mundo de la
 
    cultura. Pero la libertad sólo se manifiesta en la
 
    acción pública, en la ratificación de la condición
 
    humana, es el mundo artificial en el que el único
 
    artífice es el hombre. 
                                  Hannah Arendt.

La democracia tiene entre sus elementos de mayor peso la posibilidad de elegir entre una diversidad de candidatos de tipo partidista o de agrupación de electores, representativos, dentro de ciertos parámetros, de varias opciones políticas, al menos en las llamadas democracias occidentales. Las otras formas de expresión de tal democracia, en la generalidad de los casos, son entregadas a los representantes electos; los electores se dedican a la solución de sus problemas personales, que, según tal credo, son distintos al ejercicio de los elegidos.

Esta práctica, en palabras de la filósofa Hannah Arendt, se generaliza, al punto de considerar la política como la consecución del poder y no el ejercicio de la ciudadanía. Los electos terminan tomando para sí todo el poder, incluido el poder personal de cada uno de nosotros, es decir, el hacer como ciudadanos. Entonces se está ante una acción coercitiva de ese poder de los electos, hasta que somos despojados de nuestra unidad, dejandonos una pequeña porción de la vida.

El 3 de diciembre de 1995, en las elecciones, observamos una muestra de tal situación. Hubo una alta abstención y de los pocos votos emitidos, en gran cantidad de casos, fueron "robados". Pero aun más grave, el mundo político, con fuerte resonancia de la prensa, consideró que el personaje de mayor Exito -¿el mejor político?- es el Sr. Alfaro Ucero, "manejador" del "aparato" que con más eficiencia ha convertido: democracia en elecciones, política en obtención del poder y, por tanto, la victoria electoral en el primordial objetivo de esa política. El ejercicio de la cuestión pública es secundario.

De esta manera la democracia venezolana -y muchas otras- han logrado contruir un ciudadano que entrega a una élite su ejercicio público, "que no siente un vínculo estable con [...] el ordenamiento de la vida social [...] que se legitima con el acto de votar". Muestra en la abstención su indiferencia frente al Ambito público (R. Mac-Quhae.El Nacional.10/12/95; E-2).

Las universidades han sido penetradas por esta forma de hacer política, de practicar la democracia, sobre todo las experimentales que, en fechas cercanas o actualmente, adoptan formas electorales para escoger autoridades. En ellas, igualmente, sus miembros se dedican, mucho o poco, a sus actividades específicas, dejando en manos de los electos la decisión sobre el hacer institucional, sobre el rumbo a seguir. Por lo que, también aquí, surgen los "aparatos", permanentes o eventuales -pero con experiencia en estas lides-, cuyo único objetivo es ganar las elecciones para ejercer el poder (única forma de la política). También aquí se copan todas las instancias con posibilidad de vida política (gremios, etc.) y donde no es posible se negocia, por lo general, un vulgar reparto del ejercicio aludido, se entrega la "cuota".

Un ejemplo angustioso de este hacer de la política y de la democracia es la USR, donde un Rector, nombrado a "dedo" por el ministro de entonces, decidió cumplir con el paso a la "democratización" lanzándose como candidato (no es oficial pero no hace falta, la campaña lleva más de 3 años). Y complementando con todos los requerimientos de tal hecho:

Finalmente lo importante es ganar las elecciones, lo que ocurra después sólo interesa en la realización del proyecto personal del elegido. La idoneidad en la ejecución de la función que corresponda es secundaria -observen el hacer de la directiva APUNESR recientemente electa, ¿la han escuchado más que para secundar al Rector?-.

¿Podemos hablar de democracia como el ejercicio de la política, del hacer público? Considero que no.

Pero hay posibilidades de respuesta:

La primera es participar, conociendo la desventaja que tenemos frente a los "aparatos". Hay que ejercer la política, la actividad pública, la democracia.

Seguidamente, debemos exigir y apoyar los cambios que disminuyan aquella forma de hacer política, entre otros:


Breves-USR:

Todo sigue igual

Héctor Freneites

Credibilidad

Es el mayor capital que ha perdido el Gobierno Nacional. Un Ejecutivo que no honra sus compromisos ¿Cómo se puede tener confianza en el Gobierno Nacional? Amores... son hechos, no meras palabras.

Así, el año 96 se inicia con anuncios de paro. Se inicia el ciclo: entrevista de la Comisión de Alto Nivel con Min-Hacienda, reuniones extraordinarias de AVERU, y por supuesto, convocatoria urgente de FAPUV. En todo caso las promesas continúan por parte del Ejecutivo Nacional.

En la USR

Aquí todo sigue igual. La gente molesta, habla, pero... no pasa nada. Resignación. El valor de la protesta no se ha descubierto, todavía...

Renuncias +El Director de San Juan de Los Morros, prof. José Hernández de nuevo puso su cargo a la orden. La lucha entre "protegidos" es bestial.

Elecciones

Rectorales... ya dos colegas han saltado a la palestra, Prudencio Chacón y Lucio Segovia. Son ellos gente formada en la USR. El otro aspirante a ser electo es el actual rector designado, que tiene cuatro años gestionando en función de estas elecciones. El ventajismo es evidente. Pero en elecciones no se sabe qué puede pasar.

Caja de Ahorros

No hay dinero. Sencillamente está quebrada. En esta administración es recurrente la siguiente información:

Entendemos que el aporte de la USR a la Caja de Ahorros no se realice porque el Ejecutivo Nacional no ha desembolsado dinero para tal fin. Lo que no entendemos es que la USR no ingrese a la Caja de Ahorros lo que nos descuenta por nómina. En esto la Junta Directiva tiene que defender nuestro patrimonio.


Notas dispersas:

Gracias... y adiós

Eloy Cano Castro

--El Consejo Superior de la USR es el Organo encargado de organizar el proceso --que gracias al Reglamento de la USR fabricado por el ministro Beauperthuy en 1992 no es electoral, sino "de participación" -- para la designación de nuevo rector en la USR. Lamentablemente, el Consejo Superior en su tradicional política subrepticia no se ha manifestado sobre el asunto, y existe el temor de que cuando lo haga, no sea de la manera más idónea.

--Un primer indicador de la tonalidad de este Reglamento (vigente) es que no contempla --de hecho, niega (art. 14)-- la realización de la 'doble vuelta' electoral que es tradicional en todas las universidades. La 'doble vuelta' es el mecanismo que fuerza la elección mayoritaria de un candidato. De esa manera, hay menos posibilidades para la componenda y la postulación mediante negociaciones ocultas y cogolléricas, ya que el establecimiento de quiénes son los candidatos con mayor opción reside en la base electoral.

--En el mismo reglamento hay un artículo hecho para "proteger" al designado del ministro Beauperthuy, el 83: "El rector designado antes de la promulgación de este reglamento continuará en el ejercicio de sus funciones hasta cumplir el período para el cual fue designado". Se colocó allí con el fin de que el rector designado llegase reglamentariamente hasta abril de 1996, sabiendo que su designación era una inoportuna arbitrariedad realizada contra el sentimiento de la comunidad ueserrista. Pero, como suele suceder, la misma lectura de este artículo establece reglamentariamente la salida del rector designado al cumplir "el período para el cual fue designado". Gracias y adiós.

--Del Consejo Superior depende la formación de una Comisión Electoral, fecha y lapsos del proceso de postulación, número de firmas para las postulaciones, fecha de votación, supervisión, y finalmente envío de una terna ordenada con los resultados al Ministro de Educación. Parece mucha responsabilidad para un Organo tan desligado de la vida institucional.

--El Consejo Superior, con algo de interés y compromiso institucional puede, sin mucho esfuerzo, agregar a los requisitos que exige la Ley para los candidatos a rector el de tener al menos 5 años en la universidad. Ya tenemos suficiente experiencia con rectores 'importados', como el actual, cuyo mayor logro es haber hecho crecer el desprestigio de la USR.

--La importancia del régimen electoral y sus pequeñeces procedimentales está claramente resaltado tanto en las recientes elecciones nacionales como en la experiencia de la USR. Dos casos solamente para recordar:

No parece conveniente que se repitan situaciones similares. ¿Cómo hará el Consejo Superior para evitarlo?


la cuestión--vehículo de opinión universitaria, número 23, 17 de enero de 1996
Editor-director: Eloy Cano Castro - eloycanocastro@gmail.com

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