vehículo de opinión universitaria

la cuestión: 44

6 de noviembre de 1996

Contenido:

  1. Vida y muerte de ese eufemismo llamado literatura
    Freddy Ramón Pacheco

  2. El tráfico del miedo
    José Miguel Cruces

  3. La red: Otra película de ficción
    Eloy Cano Castro


(Ir a página base de la cuestión:)



Vida y muerte de ese eufemismo llamado Literatura

Freddy Ramón Pacheco

El lenguaje escrito se materializa cada día al punto de convertirse muy pronto en cosa sedimentada, luego polvo y esfumarse con el viento. Esta rigidéz de la estética literaria abstraccionista, concreta, cada vez más desnuda de irreverencias, terminará lapidaria y fosilizada ante el Gesto. El hombre prescindirá de vocablos compositivos y armónicos. cada vez sera más lineal y tenue la huella doctrinaria, hasta extinguirse la barrera idiomática.

El movimiento trascendente de células produciendo expresiones en las extremidades nerviosas, elabora códigos imperceptibles que van estructurando un nuevo proceso comunicacional; mucho más rico por la simplicidad de grafismos, más grave y sonoro en las pulsaciones interpretativas del espacio cósmico. El lenguaje se llamará posiblemente "pulsación neurodigital;" y se establecerán ritmos y toda una gama de infinitos cromatismos que harán transparentes relaciones universales de los objetos en el campo de la subjetividad.

Nunca había sido mas inútil como ahora el absurdo de "enseñar" literatura. Nada más evidente en estos días que la usurpación del arte por los técnicos de la sensibilidad poética o la construcción literaria. Veremos la desaparición de letrólogos histéricos y llorosos unos, fascistas otros, llamando al hombre contemporáneo a mantener la "pureza" del supuesto lenguaje. Le dirán: "Homo Sapiens, quédense en esta etapa del lenguaje el resto del proceso evolutivo. Sólo deben perfeccionar la única lengua que conocen". Lo cierto es que están a punto de perder el sustento si el hombre descubre que la literatura no sirve para nada y la sensibilidad poética no se enseña ni se aprende en museos literarios. Cuando el hombre desarrolla la inteligencia, descubre automáticamente que el discurso del pasado ocupa un espacio inoficioso en su acelerado aprendizaje sobre la vida y su permanente transformación. Todorov refiere una definición de Chklovski:

"La finalidad del arte es la de dar una sensación del objeto como visión y no como reconocimiento; el procedimiento del arte es el procedimiento de distanciación y el procedimiento de la forma difícil, que aumenta la dificultad y la duración de la percepción, ya que el proceso de percepción en arte es una manera de experimentar el devenir del objeto; lo que ya ha alcanzado su fin no le interesa al arte."

Aunque esta definición reseña al "formalismo ruso," podríamos tomar la contundencia del concepto creativo para hacer comparaciones con la docencia tercermundista y parroquial fundamentada aún en los principios del siglo XIX, y en algunos casos recalcitrantes, inspirada en las premisas del pre-renacimiento. Los conceptos estéticos de la lírica y el embellecimiento medieval impregnan las tentaciones literarias de los "maestros" contemporáneos. Toda una generación, que bien podría ser estimulada al fascinante experimento plástico del lenguaje como hecho creador, pierde miserablemente su tiempo en el cientifismo de las frustraciones literarias.

El estudiante que descubre en su pensum la irreverente escolaridad del verbo, es víctima del cepo cervantino, los grillos del Renacimiento y termina esposado, idiotizado con el Divino verso de Guillén o de Vallejo; como si estos verdaderos maestros de la literatura se hubiesen propuesto en su obra un proceso de continuidad estéril: el endiosamiento. Algunos seudorevolucionarios estacionados en las romerías de los años sesenta, llegan "triunfales" hasta Machado, pasando por la jocosidad de Cortázar y se refugian finalmente en el discurso del realismo posmodernista. Asumen muchas veces la contemporanidad como una justificación a la incapacidad creadora y tratan de entender al sublime Borges como intento de involución futurista, invirtiendo la esencia del concepto linguístico como "visión" de arte. Estos maleducadores le hacen un terrible daño a las nuevas generaciones; sobre todo en estos tiempos de constante revisión y experimentación. Sólo ponen camisas de fuerza a la juventud espiritual. Viven de la carroña literaria. ¡Hasta cuándo Virgilio y Homero para justificar vuestros cuerpos y vuestras miserias involutivas! ¡Hasta cuándo Cervantes colonizará nuestros genes! ¡Hasta cuándo justificarán su marginalidad con el canto hermoso de guillén o Vallejo! Hasta cuándo refugiarán su revolucionarismo izquierdoide en la necropsia literatural de los cadáveres muertos o de los cadáveres vivientes detenidos en el discurso de hace cuarenta años.

Lo más honesto sería llegar al cubículo el primer día de clases, totalmente desnudos, sin libros aferrados bajo el brazo en gesto de miedo; o maletines guindando como si fuesen vendedores o traficantes. Levantar la mirada hasta la mirada de sus "discípulos;" invitarlos a dejar el cadalso académico y su arquitectura asfixiante de coordenadas y soportes antiguos. Sentenciar en un grito primario: ¡Aquí no vamos a enseñar lo que no existe! Vean mi cuerpo, lleno de cicatrices y disecciones; la flacidez y las pequeñas durezas, los ojos que se hunden cada vez más en sus cuencas. La corta distancia del piso a mi cerebro. ¿Os dais cuenta? No es mucho lo que hemos elevado nuestro cerebro de la tierra. ¡Vengan! Acérquense y perciban mis irradiaciones y mis pestilencias. Descubran en mi un ser que no tiene miedo a los hombres. No odia porque no tiene complejos ni complejidades que ocultar. Perciban mis formas y la textura casi sedimentada... o los aceites que aún me cubren de abluciones, según tenga vida mi espíritu y mis neuronas estén ubicadas en tiempos del mañana. ¡Vamos afuera! Al espacio sin la monotonía del claustro inferior y ocupemos el claustro universal. No hay palabras, ni esquemas, ni códigos, ni tiempo allá afuera. Sólo estará la brisa y vuestro pensamiento. Lo que puedan sentir o dejen de sentir es el verbo hecho poesía; vuestro recuerdo hermoso se transformará en narrativa expectante. Literatura es crear constantemente esa ilusión cierta de vida y compartirla con la naturaleza. Una huella dejada en el espacio será su grán obra y la plenitud material de la fantasía convertirá en abstracciones concretas vuestra posibilidad de ser. Por ello debo aclararles, honestamente, que no tengo nada que enseñarles llamado literatura. Vine aquí para entregar mis sentidos a las percepciones. Estoy aquí para subvertir la muerte. Mañana ya no existirá la imagen.

No somos buitres. No podemos hurgar los rellenos sanitarios y los crematorios habitados hoy en busca del asombro.


(Ir al inicio de este número)


El tráfico del miedo

José Miguel Cruces

La audacia crece sobre la base del miedo colectivo
Tito Livio

Una de las características del momento actual en la vida de la Universidad Simón Rodríguez, es la presencia del miedo entre muchos de los colegas profesores -y hasta en algunos empleados- producto de una gestión devenida en dictadura (autocracia) al más puro modelo estalinista, cuyo santo y seña es aquello de "...si no estás conmigo, estás contra mí". Por supuesto que ocurre, más allá de lo previsible, que estos compañeros "atemorizados" evitan la presencia cercana de quienes hemos sido estigmatizados por el régimen como una suerte de "contras", "subvertidores del orden establecido", "pseudolíderes" y hasta de "inmorales", paradójicamente, por el hecho de cumplir con la obligación moral de mostrar nuestro desacuerdo con esa curiosa "política universitaria". Si por casualidad se nos encuentra en algún pasillo, o en algún sitio donde puedan ser vistos por "ojos" del régimen, huyen o se hacen los que "no te vieron" como si fuésemos poseedores del HIV o del "mal de ébola".

Aunque parezca mentira, eso ocurre en una universidad calificada a los cuatro vientos - goebbelsianamente- como "la más moderna del país", "democrática", "participativa", "autónoma", "descentralizada", "ejemplo para la educación superior nacional", "virtual" y otros muchísimos adjetivos que sirven de mampara a la realidad. Es natural en este tipo de régimen que bajo promoción subliminal directa a los súbditos, se promueva el culto a la personalidad. Uno, que ha leido algunas cosas de la historia nacional, no puede menos que recordar al "ilustre americano", quien por cierto, aparte de poseer algunas cualidades no muy santas, también fue un "gran modernizador".

Pero volvamos al miedo. La psicología lo califica como una de las emociones primarias del hombre. Algunos, de un modo más o menos popular lo han calificado como "libre" por la facilidad con que lo adquirimos. Carlos Castañeda, en boca de Don Juan -representante del conocimiento de nuestros ancestros precolombinos- lo califica como el primero de los tres grandes enemigos del hombre, junto a "la claridad" y al "poder" (Las enseñanzas de Don Juan; F.C.E.).

Y no deja de ser curioso que exista miedo en una universidad, cuando lo lógico es que existiera mucho respeto por las autoridades y por su obra. Pero el respeto se siente por la verdadera autoridad, por quien posee la auctoritas , y ésta, es una consecuencia del poder moral de quien ostenta el poder político (un buen ejemplo fue Bianco). Quien no se acompaña del poder moral nunca tendrá respeto, y por supuesto, debe intentar imponerlo a través de acciones que infundan miedo. Pero recordemos al Libertador en su discurso de Angostura; allí hacía especial mención de la importancia del poder moral. El ejercicio del poder de modo autocrático porque se es vacío de autoridad moral, no tiene nada que ver con la Universidad. La gestión de una universidad es la gestión del conocimiento, es decir, la obra de las autoridades se expresaría en la medida en que promuevan una mayor producción de conocimientos (a través de obras concretas, y en la forma de recursos humanos de excelencia). Pero no creo estar equivocado cuando afirmo que esto no es precisamente lo que se ha venido haciendo en la USR. La obligación de decir, y sobretodo de discutir sobre estas aseveraciones, debería estar más allá del miedo si es que sentimos estar en una universidad.


(Ir al inicio de este número)


La red: Otra película de ficción

Eloy Cano Castro

Las ya habituales declaraciones "telemáticas" del rector de la USR están llegando al paroxismo. Muestras: el 7 de mayo declaraba para El Nacional que ya
"han instalado la red de correo electrónico entre todos los núcleos de la universidad con el nivel central."

El 10 de octubre, en El Siglo: la red de computadores

"está basada en cinco servidores RISC 6000 que actualmente posee esta casa de estudios, ubicados en las ciudades de Caracas, Maracay, Barquisimeto, Valera y Pto. La Cruz."

Si se entienden como están escritas, en presente, son pura y simplemente falsas; así que parece que deben entenderse como promesas, transformadas por la emoción del periodista en redacción asertiva en modo indicativo.

¿A quién van dirigidas estas promesas? No es a la comunidad de la USR, por dos razones: 1-la comunidad conoce de primera mano la situación y posibilidades reales de los núcleos; 2-el medio que utiliza -siempre- el rector es la prensa nacional, que lee mucha gente, pero que muy poca de esa gente confirma. Por otra parte, si los planteamientos no fuesen promesas, la propia comunidad sería su primera publicista, haciendo prácticamente innecesaria la incesante búsqueda de centimetraje en prensa por parte del rector.

Lo cierto es que la incomodidad que pasa la comunidad de la USR con cada declaración es enorme. Y tiene que darle la cara a colegas de otras instituciones, que también leen el periódico y miran con cierta sorna al ueserrista que no puede, no digamos dar su dirección electrónica, sino ni siquiera decir que tiene acceso a un computador.

De allí que cuando en julio el rector encargó una investigación acerca de "un panfleto denominado LA CUESTION," [único medio electrónico que se produce en la USR] diciendo que:

"Consideramos que se está haciendo un uso indebido de las estaciones y terminales de la Universidad, de la Red Universitaria, y del Correo Electrónico"

se propagó (después de algunas carcajadas) una cierta esperanza entre los miembros de la USR. Esa esperanza obedecía a dos razones principales: 1-que quizás esta investigación diera con el paradero de "las estaciones y terminales de la Universidad, de la Red Universitaria, y del Correo Electrónico;" que nadie ha podido ver aún; 2-que aunque sea así, se empiece a investigar sobre el uso indebido, cosa que ayudaría a sacar a flote el presupuesto universitario fácilmente.

Las 'ofertas' del rector no son innovadoras como él parece creer. Las posibilidades de la tecnología de la información -y de Internet en particular- son prácticamente infinitas y se han descrito ampliamente, malamente servirá de algo ir enunciándolas de una en una, guardando cada posible uso para una declaración, o prometiéndolas por años seguidos, cuando son cosa más que normal en cualquier universidad del país.

El camino seguido por las universidades que sí están adelantadas en este campo ha sido más o menos:

1-tener computadoras
2-usarlas y sacar provecho de ese uso
3-conectarlas en red (con algún 'servidor')
4-interconectar las redes
5-conectarse al resto del mundo.(Estos 2 últimos puntos no siempre en ese orden).

¿Cómo es que en la USR se empezaría -según parece- por los servidores, si no tienen a quien servir? También se hace énfasis en la asesoría que "brinda" IBM ¿Qué sentido tiene que una universidad vaya siguiendo asesorías de una compañía, que como IBM, está explícitamente a la busca de su propio beneficio comercial? ¿No hay opciones alternativas? ¿Significa eso que los

"entre 400 y 500 millones de bolívares, sólo en equipos" (El Nacional, 7-5-96)

serán para una sola compañía?

Luce difícil que

"este plan nos convertirá en la casa de estudios más moderna del país" (El Nacional, 29-10-96)

Dos razones para empezar: 1-Mientras varias universidades tienen instalados y funcionando complejos sistemas, la realidad en la USR es que no hay computadores y en muchos casos ni siquiera lugar para ponerlos; no es estableciendo contratos como se logra el "modernismo," 2-El mayor obstáculo interno: la estructura burocrática que consume los recursos de la USR.

De hecho, cualquier idea de red es contraria por definición a la primitiva estructura burocrática, jerárquica y desmembrada, que se implantó en la USR durante la gestión del rector actual. (Cabe aquí el epigrama del caricaturista Fonseca el otro día en "El Camaleón": los burócratas son los únicos que de antemano conocen el eterno descanso). En ese sentido llama la atención que se quiera conculcar el aprovechamiento comunicacional de 'la red' cuando aun no existe. ¿Existirá 'la red' -cuando exista- para los exclusivos fines de la burocracia despilfarradora?

Ante esta avalancha declarativa, el 11 de mayo Orlando Albornoz preguntaba -en El Globo- refiriéndose a la USR:

"¿Puede mantenerse la distribución de esta universidad en el país, a través de núcleo tras núcleo, que origina problemas gerenciales difíciles de solventar, si se adoptan nuevas tecnologías cuyo primer efecto es precisamente permitir la reducción de personal y la propia eliminación de esos núcleos, que constituyen actualmente la fuente del poder político intramuros en esa universidad pública venezolana?"

Y abundaba también:

"¿Se podrán incorporar estas nuevas tecnologías que permitan a la Universidad Simón Rodríguez pasar a ser la primera universidad virtual del país, al mismo tiempo que preservan una organización que al menos desde fuera luce obsoleta e improductiva?"

Mejor no comentar cómo luce desde adentro, plantearían los miembros de la USR.

El asunto queda entre qué se considera más importante: la firma de un contrato o la ejecución de acciones que en realidad modifiquen la situación de apatía y desgano que vive la USR, no en poca medida producto de declaraciones dirigidas a la notoriedad personal, y que no se compadecen con la diaria realidad que se vive en los núcleos de la USR.

En cualquier caso, y a pesar de las incomodidades y de los tropiezos diarios, la comunidad USR está contenta con las promesas y ofrecimientos que se destinan al público externo. De alguna extraña manera, por omisión voluntaria o por simple apatía, las acepta y disfruta.


(Ir al inicio de este número)

(Ir a página base de la cuestión:)