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Según el etnólogo Pierre Clastres los miembos de las llamadas sociedades primitivas ejercieron un poder carente de autoridad, sin la dicotomía mando-obediencia, sin hegemonías. El poder, dice, es inmanente a la sociedad humana, no al individuo. Aquellas sociedades no necesitaban la coerción para ejercerlo, más que cuando se enfrentaban a un peligro exterior, donde el mando del "jefe" era "absoluto", por ser el más hábil para resolverlo. Después desaparece en la relación del grupo consigo mismo.Posteriormente la función del poder se hizo permanente. Sus detentores han decidido, históricamente, mantenerse en él, un poco en la idea gatopardiana de mostrar como nueva su función permanente de "jefes".
Nietzche decía que en el fondo de cada uno de nosotros se mantiene un "oscuro" deseo de ejercer el poder, por lo que, cualquier oportunidad de tenerlo -en cualquier nivel-, hace claudicar nuestros más profundos principios. Foucault agrega, que el poder lo inunda todo. Finalmente, nuestro hacer se convierte en vehículo del poder. El discurso del poder se extiende sobre todas las "formas de vivir" hasta que lo aceptamos como natural.
Pero el poder no es sólo expresión evidente de la coerción, pues sería débil. Debe, entonces, dar algo más y ocultar los mecanismos de aquella, como oferta para la disidencia. La cárcel, la indigencia y el manicomio los presenta como una expresión extrema. No es la pobreza, es el rechazo, la expulsión de la sociedad. Por ello se convierte en policía (vigilante) a todos los niveles.
El poder aprende, es cada vez más capaz de ceder una parte, si se conserva su forma de ejercerlo. Es cuando decimos que tiene tendencia democrática. Se "ablanda" porque ha ablandado nuestra reticencia a acetar un poder de "otros".
Tal concepción del poder ha avanzado: primero secuestró el espacio público y lo hizo espacio del Estado -con centro en el gobierno-, ahora, secuestra el espacio del Estado para beneficio de sus detentores. Los objetivos de la función estatal son asimilados por los objetivos de un complejo grupo social -cada vez más concentrado- que hegemoniza la "vida social". Ocurre en cualquier lugar donde el poder sea coercitivo, o en el mundo de la globalización de ese grupo social. Pero si observamos a nuestro alrededor también lo vemos: "cierto privado" se ha "robado" nuestro espacio. Podemos llegar a creer que fue suyo siempre.
A la sombra de tal poder estamos nosotros: disfrutando, vigilados o execrados de la sociedad del poder. Pero también la "rabia", gestada por la aplastante ocupación, por el poder, de los espacios de nuestras vidas. Dice Peter Lyman que la rabia provoca fustración, venganza. Pero también puede construir la historia de ese poder, de la causa de la rabia en la secuencia en la que fue gestada. Si logra hablar de su rabia con otra rabia, abre un espacio público, que logra desmitificar al poder, convertirlo en la causa de las rabias y desentrañar esa causa. Entonces, al hacerse colectivo, podría ser capaz de hacerse poder.
"historias, pesadillas, responsabilidades... [tienen] furia y terror, pero también poder, un poder que no puede tenerse sin esa furia, sin ese terror. Necesitamos sobrepasar la retórica y la evasión, para alcanzar ese lugar dentro nuestro y sentir la fuerza de todo lo que, sin éxito alguno, hemos tratado de palpar."
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Cuando se supo del triunfo de Jaime Lusinchi para la presidencia de la República (en nefasto momento), una amiga me comentaba que este anzoateguiense no le parecía idóneo, por beodo, para ocupar ese cargo. A su vez yo le confesaba con mucha ingenuidad -y sobretodo ignorancia en asuntos de política- que por definición su gobierno debía ser bueno porque lo malo lo habían agotado los anteriores, y particularmente su predecesor. Bastó un lustro para que este "hijo ilustre" de Clarines demostrara al mundo que es posible hacerlo cada vez peor. El gobierno de Lusinchi pasará a la historia como uno de los más inmorales, corruptos, cínicos e ineficaces que ha vivido la historia republicana.En la Universidad Simón Rodríguez ocurre algo parecido. Cada autoridad (o grupo de autoridades ) lo van haciendo cada vez peor. Como una curiosa consecuencia, las malas administraciones -a medida que el tiempo pasa- nos van pareciendo "buenas", es decir, dudosamente se puede afirmar el lugar común aquel que dice: "Éla mejor gestión está por verse". La "mejor gestión" va quedando atrás, por lo cual, sin dudas, la mejor de todas todas, en términos reales, parece haber sido la de Félix Adam y su equipo, y eso seguramente porque no hubo una anterior.
Se ha instituido una rara solidaridad que se manifiesta como una suerte de "feed back" a la inversa. Así, cada autoridad sólo sufre los embates de la crítica adversa mientras está en el cargo o inmediatamente después que lo deja, es decir, sólo debe preocuparse por un breve tiempo luego del cual inequívocamente pasará a ser "bueno".
Porque fíjense, tomemos como ejemplo la gestión Yabour (para no hacer tan largo este análisis). Muchos decíamos que la Dra. Caldera era autoritaria, "pichirre", ineficiente, y varios otros etcéteras. Pero resulta que ante la gestión Pastrana la suya fue un dechado de virtudes. Incluso, pudiéramos llegar a la exageración de afirmar que la única mancha que no podrá borrar jamás de su "hoja de servicios" es precisamente habérselo traído desde donde estaba. Pero igual sucede con Ricardo Szickora; le criticamos su dependencia de la doctora Caldera, su indecisión, suÉ etc. Pero es que -con muchos cuerpos de ventaja- Ignacio Entrena lo ha hecho espantosamente peor; es más, no estamos muy seguros de si nuestro amigo hizo algo notorio aparte de convertir el Vicerrectorado en una oficinita de trámites menores. Y en cuanto al vice-administrativo, yo le pregunto muy sinceramente amigo lector ¿ha sido la gestión Domingo mejor que la gestión Eudes?
Todo esto tiene de bueno (para los gerentes por supuesto), que al ser reivindicados por sus sucesores, pueden optar libremente a nuevos cargos con relativa "solvencia", y tiene de malo (para quienes escribimos de esto), que podemos indigestarnos de palabras, al tener que tragarnos todo ese cúmulo de críticas que reiterativamente hemos venido haciendo "injustamente".
Lo malo malo es que a pesar de que las autoridades van siendo "rescatadas" del basurero de la burocracia, la externalidad de su gestión: la universidad que va quedando, inevitablemente se va pareciendo menos a lo que creemos sea una UNIVERSIDAD.
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Generalmente los afiches se utilizan para promocionar al producto que está en ellos. La USR está en estos momentos en plena campaña electoral para elegir "nuevas" autoridades, en tal sentido las paredes y carteleras de nuestras dependencias están tapizadas de ellos con la finalidad de impactar al elector para que vote por uno u otro candidato. Aprovechando esta circunstancia me surgió la idea de manifestar mi opinión sobre lo que me han transmitido y el impacto que he recibido cuando me los he encontrado delante de mí y leí sus mensajes.Sin lugar a dudas el afiche que más me ha llamado la atención ha sido el del movimiento electoral S.R. Es el más costoso y el que más abunda, ya que este movimiento (desde su nacimiento) nunca escatimó recursos para despilfarrar a la hora de unas elecciones. Recordemos que fue concebido para ello y sus actividades se centran exclusivamente para tal fin. Las autoridades no tienen el menor remordimiento de conciencia sobre la cantidad de horas de trabajo perdidas por sus gestores dedicados a tiempo completo a captar a cualquier precio un voto. A simple vista el afiche de este movimiento nos transmite una sensación de algo siniestro o fúnebre. Su razón tendrá! El semblante que muestran los allí fotografiados es como de susto y sorpresa a la vez, pero tratan de dismularlo con una leve sonrisa forzada, pero cargada de cierta dosis de ironía, como queriendo expresar:"vean cómo se premia cuando se es fiel". El mensaje escrito reza así: "equipo coherente como garantía y transformación de la USR&", huelgan los comentarios. La transformación ya se dió; ahora no sabemos ni quiénes somos ni hacia dónde vamos. El único que sabe hacia dónde se dirige esta "agencia de empleo" es el que está haciendo lo imposible para que este equipo gane. En cuanto a la "garantía", puedo asegurar que es absoluta... si usted recuerda que sus quincenas (por decir algo) siempre fueron canceladas sin un sólo día de retraso, deberá votar por la reelección, ya que le garantiza que seguirá cumpliendo a cabalidad. Si usted pertenece a la Región Central y depende del Decano, tendrá la garantía de que cuando le necesite porque se requiere resolver un problema, podrá estar usted seguro de que se apersonará de forma inmediata y si usted es socio de la caja de ahorros, recuerde que ésta, en los últimos tiempos, ha sido garantía de solvencia y eficiencia en el otorgamiento de préstamos y manejo de activos. Resumiendo, al votar por este equipo no estamos votando a ciegas, ya que estos candidatos tienen suficiente experiencia demostrada.
Hay otros afiches, los más sencillos y humildes en cuanto a calidad de impresión. Estos me causaron otra impresión; en general el semblante de ellos se muestra con una sonrisa franca y con la conciencia tranquila para darse por entero a trabajar por y para la Universidad y no para una persona.
Me llama la atención el afiche de una candidata cuyo fondo es un pizarrón, que transmite sencillez y profundidad. El mensaje escrito no trata de vociferarlo, es un mensaje que lo captará el que sea algo observador porque para muchos pasará desapercibido. Esto nos debe motivar a que razonemos nuestro voto y no actuemos como una pieza más de la máquina.
Otro afiche que transmite naturalidad y deseos de trabajar es el del candidato a vice-rector administrativo. Su mensaje escrito lo encuentro corto pero con mucha vigencia y profundidad a la vez, ya que la USR necestita de alquien que sea vigilante no sólo de nuestros intereses, sino de los intereses de la universidad por encima de los intereses particulares de una o más personas.
Amigo lector, sigue en esta tónica de analizar y razonar tu voto, ya que de esta forma sí se podrá dar una verdadera transformación en nuestra institución.
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