la cuestión: vehículo de opinión universitaria

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Un gesto -aunque sea-

Eloy Cano Castro
(Sobre la diversidad geográfica del honor)


Hasta el amanecer

Lídice Leiva
(Cuento como de desgano)


Breves universitarias: el ¿fin? del conflicto

Héctor Freneites
(O cómo quedamos ahí...)



aunque sea

un gesto

"Yo no te pido que me bajes una estrella azul..."
Pablo Milanés

Eloy Cano Castro

Tuve ocasión de oir el relato acerca de un joven ingeniero japonés, por intermedio de alguien que lo conoció, trabajador para el grupo Hitachi, que construía calderas hace algunos años en las instalaciones de Planta Centro, cerca de Morón. Ocurrió que al momento de finalizar el montaje y puesta en funcionamiento de una de las calderas, "todo se derrumbó" con un estallido estruendoso.
El ingeniero del cuento asumió que alguien era responsable de la anomalía y se suicidó.
Conductas como ésta hacen que el Japón suene tan ajeno a nosotros que se podría decir que queda en otro planeta (¿o es así?). El honor, ese emblema intangible, seguramente retórico, quizás innecesario, produce decisiones personales y colectivas en ese país que no guardan relación alguna con nuestras tradiciones y costumbres.
No quiere eso decir que en nuestro caso no se maneje la noción de honor. De hecho es muy habitual. Pero se maneja de manera distinta. Por ejemplo: la dirigencia gremial universitaria lanza un paro "indefinido" para presionar el cumplimiento de algunas normas por el gobierno. Aparte de la decisión, que fue totalmente arbitraria y planeada en los cogollos gremiales (con excepción hecha de la UCV y la USB que hicieron asambleas con resultados dispares, y alguna otra universidad como Carabobo), muchos observadores hicieron ver la inconveniencia de tal medida en ese momento. Se sucedieron diversos lances en el conflicto, todos los cuales fueron dejando cada vez peor parados a los profesores universitarios, hasta el punto de que muchos decían que si volvían a cobrar el mismo sueldo del año pasado ya iban ganando.
Bien. El paro termina con una derrota deshonrosa. En fin, esa no es la única pérdida que han tenido los profesores, la convalecencia dará sus resultados, etc. Pero.
Pero, resulta que no hay responsables para honrar la fatalidad. Nadie se da por aludido (lo que también demuestra que no hay dirigencia). Para decidir las acciones, hay cogollos. Para sufrir el descalabro, el gremio es uno.
El colmo del cinismo (que parece ser nuestra particular realización del honor) fue cuando la junta directiva de FAPUV en su reunión del 11-04-97, resolvió: "Suspender temporalmente el paro nacional de universidades como medida estratégica para presionar, conjuntamente con las autoridades..."
Para la junta directiva de FAPUV -y para sus fámulos experimentales- no hay derrota. Es una coyuntura estratégica. Y si no hay fracaso, no habrá tampoco responsables.
No digamos suicidio.
Ni una palabra de renuncia.
Mucho menos penitencia.
Ni siquiera un gesto de contrición.
Y a eso llaman dirigencia.

(Inicio de este número)  (Página base de la cuestión:)



Hasta el amanecer

Lídice Leiva

El sol indeciso pugnaba por salir, lanzando sus débiles rayos de luz sobre el follaje, no permitiendo que mi débil cuerpo entrara en calor. El agua gota a gota caía sobre mi cabeza haciéndome estremecer, la brisa me mecía de un lado a otro; por momentos la gota se precipitaba por efectos de la brisa sobre las extremidades, luego volvía incesante a golpear, tac, tac, tac, produciendo sonidos acompasados, vibraciones y ecos prolongados, que no tardaron en producir efectos negativos.
Las horas transcurrían lentamente eternizándose en el tiempo, el sol se ocultó, la noche desplegó su manto oscuro y su frío de muerte penetró en el interior de mi ser. El tac, tac, tac, no cesó, las fuerzas me abandonaban, trataba de gritar y la voz se negaba a salir, estiraba los brazos buscando afanosos donde asirse, pero nada encontraron, alrededor sólo tinieblas y silencio; todos dormían, nadie escuchó mi voz, nadie oyó mis ruegos. Las extremidades fueron cediendo lentamente, los párpados se cerraron y mi cuerpo quedó tendido en la tierra húmeda.
A la mañana siguiente el sol brilló, sus rayos alegres caían sobre el jardín, las plantas desplegaban perezosas sus hojas para recibir el nuevo día, de pronto un grito de terror salió del grupo de los geranios, margarita ha muerto.

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Breves Universitarias

Héctor Freneites

El conflicto nacional

El conflicto en la USR

HCM

Varios

(Inicio de este número)  (Página base de la cuestión:)



--la cuestión--

--dos años (1-feb-95/1-feb-97) creando un espacio de discusión universitaria--
--depósito legal: pp. 95-0050--
--editor: Eloy Cano Castro--