vehículo de opinión universitaria
Maracay, 3 de diciembre de 1997
Contenido:
Delia Barreiro Pérez
(Rutura de los géneros en la literatura venezolana)
Eloy Cano Castro
(Reseña de una larga serie de artículos de prensa)
Héctor Freneites
(Esta vez realmente breves)
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La ruptura de los géneros en la literatura venezolana
Son tan frágiles los límites entre los llamados géneros literarios como frágil fue la vida interior de este escritor venezolano (1890-1930).
La crítica especializada se ha planteado el problema de ubicación de sus poemas ¿poesía en prosa o prosa poética?; además de su filiación artística ¿romántico o parnasiano?...¿simbolista o surrealista?. Como los grandes creadores, participó de muchas corrientes y es difícil ubicarlo en una sola. Del romanticismo, tiene el gusto por los paisajes ruinosos y nocturnos, el exotismo y el énfasis en el yo. Del parnasianismo, el acabado de sus poemas. Del simbolismo, la búsqueda de la musicalidad y el ritmo, el trabajo consciente de la palabra y sobre todo, el gusto por la imagen sugestiva y cambiante. Del surrealismo, la labor de mago de vencer con la imaginación la realidad y de obligar a ésta de ascender hasta lo imaginado.
Aunque por razones generacionales, se le ubica en el postmodernismo o en la Generación del 18, Ramos Sucre fue un raro; se adelantó a las orientaciones poéticas de su tiempo y escribió una obra de insospechada libertad en la forma y los procesos poéticos, inaugurando un nuevo género en nuestro país.
Su dimensión es estrictamente literaria, sin compromisos con Dios, con su tiempo ni con su prójimo. Su obra se inspira en la cultura, la historia, los mitos, leyendas exóticas... Sus vastísimos conocimientos -hablaba varios idiomas y dominaba el griego y el latín-, están presentes en su obra. En La torre de timón (1925), también confiesa cuánto le altera el movimiento, signo molesto de la realidad... Yo quisiera estar entre vacías tinieblas, porque el mundo lastima cruelmente mis sentidos y la vida me aflige, impertinente amada que me cuenta amarguras
Es, por lo tanto, un solitario que escoge huir de la realidad a través de una literatura que crea su propia realidad, en la perdurabilidad del lenguaje y de los símbolos. Lo cierto es que esa lucha con el mundo conforma la obra de este singular poeta, quien apenas cumplidos 40 años, se suicida en Ginebra, en un acto extremo de repudio a la vida.
Aunque nunca ha sido negado como escritor, sí fue excluido de las antologías de poesía venezolana, sobre todo en su época, por juzgarlo prosista... ¿un error de género?. Sin embargo, en 1972, Stefan Baciú incluyó varios poemas de Ramos Sucre en su Antología de la poesía surrealista latinoamericana.
Es un alivio que con el transcurrir del tiempo, la crítica haya corregido algunos errores, entre ellos la negación de los géneros o por lo menos haya flexibilizado sus límites.
La obra de Ramos Sucre fue breve: tres libros de ¿poesía?: La torre de timón (1925), El cielo de esmalte y Las formas del fuego (1929), además de algunas traducciones, ensayos cortos y varias cartas exentas de intención literaria; sin embargo, puede ser considerada hoy, a casi 70 años de su muerte como clásica de la literatura venezolana.
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(Es muy difícil, acaso completamente imposible,
combatir mediante argumentos los efectos del lavado de cerebro)
[...]
¿Y cuál es la utilidad de un argumento que deja a la gente impertérrita?
Paul K. Feyerabend: Contra el método (1970)El articulista de El Universal, Antonio Luis Cárdenas, ha propuesto lo que podría ser una interesante controversia al iniciar el 26 de octubre una serie de artículos dedicados íntegramente a plantear la problemática de las universidades venezolanas. Hasta la fecha ha publicado:
- (a) Las universidades (26-octubre-97), suerte de declaración introductoria en la que ofrece lo que viene a continuación;
- (b) Multiplicación de servicios universitarios (1-noviembre-97),
- (c) La injusta gratuidad (15-noviembre-97),
- (d) Selección y permanencia de los estudiantes en la universidad (15-noviembre-97),
- (e) Jubilaciones, una muerte anunciada (22-noviembre-97), y
- (f) El personal de las universidades oficiales, (28-noviembre-97).
Hay un par de aspectos llamativos en esta serie de escritos periodísticos, pero el que indudablemente sorprende más ha sido el de la escasa, por no decir nula, resonancia que han tenido en la comunidad en general y universitaria en particular. Durante el lapso de tiempo implicado hasta hoy, solamente un artículo -totalmente prescindible- de Pedro París Montesinos ha salido a la palestra para apoyar al columnista Cárdenas, y ninguno para revisar críticamente sus planteamientos.
Sin iniciar la lectura de la serie de artículos, ya se puede tener una idea de la magnitud de la crisis universitaria venezolana. Ni gremios, ni rectores, ni Consejos, ni CNU, ni individuos, han creido conveniente comentar, aplaudir o rebatir lo expuesto en esta secuencia de artículos que tiene evidentemente el cariz de una campaña, con cometido, frecuencia de publicación, distribución de tópicos, etc.
En cualquier caso, se debe afirmar que el debate sobre la situación actual y futura de las universidades ya tiene algunos años de atraso. No porque no haya gente en las diferentes universidades que desde hace tiempo ha venido debatiendo y proponiendo visiones alternativas a la existente; más bien el atraso se debe a otro asunto que forma parte del problema: la falta de relación-comunicación entre las universidades.
La necesidad de aclarar la situación y debatir el posible rumbo del sector universitario es tal que importa poco de dónde salga la motivación para hacerlo. Bienvenida sea la oportunidad.
En el primer artículo (a), el autor aludido invoca el criterio del número de participantes que cada universidad tiene en el Sistema de Promoción del Investigador (PPI) para concluir que la investigación en Venezuela se hace en las universidades autónomas (UCV, ULA, USB y LUZ suman 1010 investigadores reconocidos, un estimado del 85% del total de las universidades). Dice con insistencia que "no todas (las universidades) tienen la misma calidad", aunque no abunda en este punto y lo deja pendiente.
El siguiente de la serie (b) hace referencia a la proliferación de dependencias universitarias en pequeñas ciudades del país (pone el ejemplo de San Fernando de Apure) con "sede propia y burocracia propia". Si bien esto se debe principalmente a la expansión de las denominadas universades experimentales, cuando el autor referido compara esa situación a la que ocurre en las universidades estructuradas a la usanza de facultades, escuelas, etc. este análisis lo lleva a decir "en particular las universidades llamadas experimentales tienen una organización por departamentos y programas, pero en las universidades más antiguas...", con lo cual deja en el lector la impresión de una mejor organización de las 'experimentales'. Dicho de otro modo, premisa: las experimentales han crecido sin medida y duplican sus servicios en pequeñas ciudades; conclusión: hay que reformar a las autónomas.
En 'La injusta gratuidad' (c), el apoyo fundamental del autor de marras es la Constitución nacional, que establece la gratuidad de la educación en todos sus ciclos. Señala que en el mismo instrumento legal se plantea la posibilidad de establecer excepciones a "personas provistas de medios de fortuna".
"Se da el contrasentido de que los que no tienen bienes de fortuna pagan matrículas en ...instituciones privadas y los que sí disponen de esos bienes reciben una educación universitaria gratuita".Sin embargo, lo llamativo del discurso de Cárdenas es que partiendo de la disposición de gratuidad de la Constitución (que establece gratuidad para todos, con alguna excepción), deja intuir al lector -siempre entre líneas- que todos deben pagar, con alguna excepción para los casos dramáticos, supongo, y en ese sentido, la conclusión es otra vez contraria a la premisa.
En "Selección..." (d), plantea Cárdenas que las universidades "no evalúan suficientemente la vocación y las aptitudes de quienes aspiran a ingresar a ellas como estudiantes" y que las políticas de permanencia no existen o no funcionan. Ciertamente, aunque el planteamiento se queda corto al no establecer relación con el resto de asuntos relativos al ingreso y permanencia de personal en las universidades. Creo que la visión del autor queda establecida cuando plantea refiriéndose a la educación primaria, que el Estado "debe dársela principalmente a los que no pueden costear una educación de calidad para sus hijos en colegios privados". ¿La educación pública no es de calidad? ¿Es de calidad la educación de los colegios privados?
Limitaciones de espacio impiden considerar como se merecen estos artículos de Cárdenas. Bastará por ahora extraer algunas frases que permitan tener una idea de la deriva de sus pensamientos. Dice en "Jubilaciones..." (e), "el régimen de jubilaciones y pensiones ... conduce, inevitablemente, al colapso...", e inmediatamente, "Para las universidades más antiguas el peso de las jubilaciones... ya comienza a hacerse insoportable". Es que el problema está en las "univesidades más antiguas".
En "El personal de..." (f), referido a la "inamovilidad o carácter vitalicio que han adquirido los cargos" en las universidades, y haciendo referencia al artículo 110 de la Ley de Universidades que establece las posibles sanciones a profesores, se pregunta "¿por qué no se cumple la Ley?" (sic). Dice que en "algunas universidades hay más profesores de los que se necesitan", aunque no especifica en cuáles.
En el conjunto de los 6 artículos que han aparecido, solamente en este último se menciona de pasada que "los intereses de tipo político, grupal o personal, han jugado un papel altamente nocivo."
La impresión general que da la lectura de la serie es que el autor está bien informado acerca de lo que pasa en las universidades, y que maneja las cifras respectivas. Tiene un interés extremo en cuestiones presupuestarias. Y su inocencia es tal que pasa por el medio del charco sin lograr mancharse ni con una partícula de barro. En la visión del articulista no son importantes los políticos, ni las influencias, ni los acomodos.
Ni el reparto: las experimentales son mayoritariamente de AD, Copei tiene alguna, en otras han negociado un arreglo, los demás partiditos se conforman con pequeñas parcelas, etc. Esto no merece comentario del autor aludido, quizás porque no tiene la potestad para cambiar esa situación (no se cambia el mundo escribiendo en el periódico), o quizás porque está de acuerdo con ella y piensa que eso puede seguir, lo que hay que cambiar es lo demás.
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Hablo y no me escuchan,
Escribo y no me leen, entonces..."El mundo es para los que nacieron para conquistarlo. No para los que sueñan que pueden conquistarlo, aunque tengan razón. He soñado más que todas las hazañas de Napoleón, he abrazado en mi pecho hipotético más humanidades que Cristo, he pensado en secreto más filosofías que las escritas por ningún Kant. Soy y seré siempre el de la buhardilla. Aunque no viva en ella. Seré siempre el que no nació para eso, seré siempre sólo el que tenía algunas cualidades. Seré siempre el que aguardó que le abrieran la puerta frente a un muro que no tenía puerta, el que cantó el cántico del infinito en un gallinero, el que oyó la voz de Dios en un pozo cegado" Fernando Pessoa
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--la cuestión--
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Editor: Eloy Cano Castro
(USR)
--próximo número: 14-enero-98