la cuestión:vehículo de opinión universitaria 3 de junio de 1998, número 77 Contenido:
(Página base de la cuestión:) (Indice de números recientes) Historia Universal de la Arrechera–o cómo dárselas de arrecho, sin serlo– Tania Hernández
Si usted es uno de esos que no sabe como arrecharse, a continuación le mostramos algunos hechos que la historia ha tenido en eso de la arrechitis; sus éxitos y fracasos, sus aportes, etc. Nadie sabe cómo comenzó eso de la arrechera en la humanidad. Algunos radicales como los marxistas, pretenden explicarla con la dialéctica, esto es, choque de fuerzas, movimiento, materia, mezcla de cosas. En fin, una explicación tan errada, que terminó por arrechar a muchos; a tal punto que acabó con el asesinato de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, más adelante fueron cayendo otros. Tenemos el caso, (muy conocido por cierto) de un filósofo huérfano, a quien se le reconoce por dos afirmaciones fundamentales:
principios estos muy prometedores, que dieron origen a la frustración de muchos niños, puede pensarse. Recordemos también a aquel inventor de cosas de plástico, que para molestar a la gente, inventó esos perros plásticos que a todo rato mueven afirmativamente la cabeza. Y si pensamos en el desgraciado de Platón que todo lo enredaba, decía por ejemplo:
Ni qué decir sobre aquellos divinos mandatos de la providencia, como esos de las repetidas injusticias, la proliferación de zancudos para evitar que uno duerma hasta tarde, las hemorroides, la caspa, los adecos. Hubo escuelas que nacieron para explicar eso de las constantes rabietas; una de ellas fue la de los escépticos que no creían en nada, y por eso no escribian nada, no decian nada por arrechera de no creer; un dia uno de ellos murió como un querrequerre. Otra escuela importante fue la de los cínicos; todos ellos bien adiestrados en el arte de arruinarles el almuerzo a cualquiera. Tenemos a Nerón, quien nos legó un buen ejemplo cuando asesinó a todos los cristianos por la arrechera que agarró con ellos por eso de que el "Mesías vendrá". Con el correr de la historia, los arrechos empiezan a bifurcarse en dos tradiciones: los empíricos y los abstractos; los primeros se arrechaban por cosas reales, y los segundos, se arrechaban a cada momento por nada, ya el mismo acto de pensar en nada los arrechaba. Hubo otros como los arrechos idealistas; una vez uno de ellos para refutar una teoría le pegó tan fuerte una patada a una piedra, que quedó cojo ¡tremenda arrechera!. Imaginense la rabia que deben haber cogido todos esos cristianos cuando Nietzsche proclamó que ¡Dios ha muerto!. En fin, el mundo se pobló de tantos arrechos, que de aquí le vino la idea a Henri Bergson de escribir un libro sobre la risa; pero para agrado de los siempre arrechos, no contiene ni un sólo chiste. Bien mirada la cosa, las grandes revoluciones en el mundo se han dado porque un grupo de arrechos han tomado la palabra (alguna que otra grosería se les ha salido); han movilizado fuerzas (por lo menos piedras han lanzado). Por eso mi querido profesor universitario, si Ud. es una de esas personas que no se arrecha por nada: que no se molesta porque la caja de ahorros casi está en quiebra, porque no funciona bien el HCM, porque le retrasen los pagos, porque no le pagan sus deudas, porque no sabe donde están los reales, porque no tiene una Asociación que lo respalde, en fin ¡coño! que le violen todos sus derechos (ya me estoy arrechando); entonces mi querido profesor, aprenda de estos grandes maestros en el arte de arrecharse para que usted pueda ingeniárselas y dárselas de arrecho sin serlo. PS: Acabo de agarrar tremenda arrechera, después de terminar de imprimir esto se me cayó el sistema de la computadora; debe haber sido uno de esos benditos virus, que también nos legó la divina providencia. (Inicio de este número) (Página base de la cuestión:) Apología de SócratesSócrates (470-399) (No se trata de una adulación asquerosa, sino de un extracto de su propia defensa ante las ociosas acusaciones de: impiedad, corromper a los jóvenes e introducir nuevas divinidades) ¡Ciudadanos atenienses! Ignoro qué impresión habrán despertado en vosotros las palabras de mis acusadores. Han hablado tan seductoramente que al escucharlas, casi han conseguido deslumbrarme a mí mismo. Sin embargo, quiero demostraros que no han dicho ninguna cosa que se ajuste a la realidad. Aunque de todas las falsedades que han urdido, hay una que me deja lleno de asombro aquella en que se decía que tenéis que precaveros de mí, y no dejaros embaucar porque soy una persona muy hábil en el arte de hablar. Y ni siquiera la vergüenza les ha hecho enrojecer al sospechar de que les voy a desenmascarar con hechos y no con unas simples palabras. A no ser que ellos consideren orádor habilidoso a aquel que sólo dice y se apoya en la verdad. Si es eso lo que quieren decir, gustosamente he de reconocer que soy orador, pero jamás en el sentido y en la manera usual entre ellos. Aunque vuelvo a insistir, que poco, por no decir nada, han dicho que sea verdad. Y, ¡por Zeus!, que no les seguiré el juego compitiendo con frases redondeadas, ni con bellos discursos escrupulosamente estructurados como es propio de los de su calaña, sino que voy a limitarme a decir llanamente lo que primero se me ocurra,sin rebuscar mis palabras,como si de una improvisación se tratara,porque estoy tan seguro de la verdad de lo que digo, que tengo bastante con decir lo justo, dígalo como lo diga. Por eso, que nadie de los aqui presentes, espere de mí, hoy, otra cosa. Porque, además, a la edad que tengo sería ridículo que pretendiera presentarme ante vosotros con rebuscados parlamentos, propios más bien de los jovenzuelos con ilusas aspiraciones de medrar. Trás este preámbulo, debo haceros, y muy en serio, una petición.Y es la de que no me exijáis que use en mi defensa un tono y estilo diferente del que uso en el ágora, curioseando las mesas de los cambistas o en cualquier sitio donde muchos de vosotros me habéis oído. Si estáis advertidos, después no alborotéis por ello. Pues, ésta es mi situación: hoy es la primera vez que en mi larga vida comparezco ante un tribunal de tanta categoría como éste. Así que - y lo digo sin rodeos soy un extraño a los usos de hablar que aquí se estilan. Y si en realidad fuera uno de los tantos extranjeros que residen en Atenas, me consentiriais, e incluso excusaríais el que hablara con aquella expresión y acento propios de donde me hubiera criado. Por eso, debo rogaros aunque creo tener el derecho a exigirlo que no os fijéis ni os importen mis maneras de hablar y de expresarme (que no dudo de que las habrá mejores y peores) y que por el contrario, pongáis atención exclusivamente en si digo cosas justas o no. Pues, en esto, en el juzgar, consiste la misión del juez, y en el decir la verdad, la del orador. [...] (La dignidad de Sócrates no compagina, para nada, con el oportunismo. N.Ed.) (Inicio de este número) (Página base de la cuestión:) Breves universitariasHéctor FreneitesHacia la jubilación vamos todos... ¿por qué no hacer nuestra esa situación?
Tabla de sueldos del personal académico Elaborado por: Prof. Jorge Pastor Abreu Graterol (UPEL) (Inicio de este número) (Página base de la cuestión:) la cuestión: 77espacio de discusión universitaria desde la Universidad Simón Rodríguez Editor: Eloy Cano Castro (USR): eloycanocastro@gmail.com |