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de opinión universitaria
la cuestión:17 de junio de 1998, número 78 Contenido:
(Ir a la página base de la cuestión:) (Ir a página índice) Aclaratoria PúblicaEn vista de las dudas que pudieran originarse a raíz de la publicación de un aviso en El Nacional el día 8 de junio de 1998, titulado "Reconocimiento Público, Al Doctor Andrés Pastrana", calzado con innumerables nombres y la coletilla "3.000 firmas en depósito", quiero dejar constancia de que mi firma no se encuentra allí. No es por aversión o pichirrez para firmar; ni tampoco por una inquina particular contra la adulación, como pudiera pensarse; simplemente se debe a ciertos errores de redacción y mecanografía, o como dicen ahora "de tipeo", que hacen difícil subscibir los planteamientos del referido opúsculo. En primer lugar, no me parece "motivo" para este reconocimiento que se celebren en Araure un par de Actos de Grado de los que ocurren frecuentemente en todas partes del país. Quizás "pretexto", quedaría mejor. Luego, no creo que a la gestión de Pastrana le cuadre el adjetivo "fructífera", y no he llegado a entender a qué se refiere el texto con "una clara conciencia y activa convicción". No puedo atestiguar tampoco –a pesar de visitas 'ad hoc' a varios núcleos de la USR– que se haya "incorporado el uso de Nuevas Tecnologías a la formación de un recurso humano" (las mayúsculas, evidentemente prescindibles, están en el original). No me parece adecuado el término "innovador" para referirse al "proyecto de educación virtual adelantado por nuestro rector"; no por un preciosismo lingüístico, sino porque no sé (será ignorancia) cuál pueda ser la innovación existente en el hecho de comprar paquetes preelaborados a organismos comerciales. Por la misma razón, y además por la notoria falta de originalidad, no encuentro conveniente la frase "representa un importante avance en el cambio de los paradigmas..." El inmenso número de firmas que respaldan el escrito de marras, no me permiten asegurar que la "gestión del Dr. Andrés Pastrana es hoy motivo de orgullo para todos los que formamos parte de la Universidad..."; es cuestión de dos simples palabras: "orgullo" y "todos". Sospecho que si en el párrafo "los esfuerzos y logros en favor de nuestro estudiantado, cuerpo de profesores, empleados y trabajadores e, integralmente, en provecho de la institución", se eliminan las expresiones "en favor" y "en provecho" y se agrega al final "no han dado resultado"; la frase entera toma un sentido más pertinente y queda más "redonda". En la misma dirección, creo que el encabezado donde dice "Al Doctor Andrés Pastrana" debería sustituirse por "Al Profesor Ignoto". La lisonjera hipérbole "a través de la labor desarrollada por el rector Pastrana... se traduce en contemporánea realidad el siempre vigente y acertado pensamiento de nuestro insigne Maestro Don Simón Rodríguez", quedaría mejor con algo más sencillo, más humilde, como p.e. "buena prueba de la muerte del pensamiento de Simón Rodríguez está en las contínuas citas de quienes no lo han entendido". Finalmente cabe observar que no es bueno para las firmas permanecer mucho tiempo "en depósito", hay que airearlas de cuando en cuando, para que no se vaya a pensar que no quieren ser mostradas. Corregidos los problemitas de redacción y forma, estoy dispuesto a firmar, en particular porque encuentro rescatable la esencia del artículo (aunque haya sido escrita de pasada): "nuestra comunidad como ... el sistema educativo superior venezolano en general, ... requiere de salidas ingeniosas y efectivas". (Ir al inicio de este número) (Ir a la página base de la cuestión:) (Ir a página índice) El mejor regaloLos venezolanos estamos orgullosos de un montón de cosas; entre otras, de nuestro sentido de solidaridad, de las bellezas naturales (incluidas nuestras mujeres), de nuestra mezcla de razas, y hasta de nuestro sentido del humor; es más, la sola mención del gentilicio en alguna medida es motivo de orgullo. Es posible que, sociológicamente hablando, esto tenga su base en motivos históricos determinados aparte de una idiosincrasia más o menos enriquecida por factores sincréticos bien particulares. No obstante, así como tenemos motivos de orgullo justificados (o inventados), arrastramos también algunas manchas que de verdad no quisiéramos tener. Una mancha muy visible, alimentada por esa visión de "país rico" que se creó, y en la que nos enseñaron a creer, es la poca afición al trabajo; muy particularmente por el trabajo constructivo, por ese trabajo en el que los economistas apoyan sus indicadores de PTB, PIB, etc., es decir, el trabajo que crea la riqueza orgánica, tan halagado en tiempos de globalización y competividad. Somos, no cabe duda, un país minero; un país que en momentos largos de su vida ha vivido de la extracción de recursos (perlas, oro, aluminio, hidrocarburos, etc.) y no de la construcción por la vía artesanal o industrial de manufacturas, o por el agregado de valor a las materias primas que se producen. Incluso, muchas de las actividades productivas por excelencia –caso de la agricultura– la desarrollamos con visión minera, extractiva, es decir, esperando hacernos más o menos ricos con una o dos cosechas. Dicho en términos marxistas, vivimos de la renta de la tierra, no ya a la manera fisiocrática, que es una forma honorable, sino de la pura y simple extracción de un recurso que la naturaleza circunstancialmente ubicó cerca de nosotros. En consecuencia, la economía venezolana está sesgada, de un lado, hacia un sector primario extractivo, y de otro, hacia un sector terciario (servicios) voluminoso, deformado, rentista (también extractivo). Hemos sido deformados hacia el consumo, hacia el "vivir" la renta; para mayor desgracia, en el país muy pocas organizaciones (poquísimas) forman para el trabajo y promueven el ahorro. Parece claro que en Venezuela se deben crear estas "culturas", la del trabajo y la del ahorro. La vía más expedita, creemos, es a través de la educación. Pudiéramos comenzar por aumentar, como de hecho se ha propuesto por allí, el número de días de clases a los alumnos de las escuelas básicas. No sé cuántos días asisten los alumnos venezolanos, pero no deben ser muchos. En un país como EE.UU. asisten 180 días/año, y más aún, los japoneses (ese casi paradigma del neoliberalismo mundial) asisten 240 días/año. De otra parte, sería ideal también que los días laborales en los organismos públicos y privados sean más de los que son, en cuyo caso habría que, por un lado, cumplir rigurosamente con los horarios de trabajo, y por otro, eliminar un montón de días feriados. Esto viene a cuento, a propósito de la decisión de nuestras autoridades universitarias, de dar un día libre (otro día libre, mejor dicho), a las Madres Ueserristas. Con todo el respeto que me merece la condición de madre –la más excelsa de todas cuantas actividades existen– esa decisión me parece, cuando menos, equivocada. Estoy entre quienes piensan –y seguramente muchas madres coincidirán conmigo– que el mejor regalo que pudiera dárseles sería que estas mismas autoridades arreglaran algunos de los problemas de la universidad, entre otros, el de la Caja de Ahorros, el del Servicio Médico, el del Seguro Colectivo, el pago a tiempo de los salarios, la cancelación de las prestaciones a quienes por ley (y porque los recursos así se dispusieron) les corresponde, y otro etcétera por allí olvidado u oculto. Dar un día libre por un motivo tan aparentemente simple es un acto que atenta contra la reconstrucción de un país, porque si algo necesita Venezuela en el tiempo actual, es que TODOS le metamos la mano, pero no la mano que la expolia, sino la mano laboriosa, la mano que construye. No es por el día libre en sí mismo que estamos llamando la atención; es por el mal ejemplo, por el vacío de responsabilidades que se está creando en gentes que pudieran seguir alimentando la ilusión rentista de país, ilusión que tanto daño nos hace. No se puede ser tan ligero en el manejo de los recursos. Colegas que eventualmente ocuparán esos cargos, Venezuela está harta, intoxicada de irresponsabilidad. Ya basta, ya está bueno. (Ir al inicio de este número) (Ir a la página base de la cuestión:) (Ir a página índice) Breves universitariasI. Lo nacional
II. La universidad
III. Nuestra USR
Asistimos a la firma del convenio INCE-UNESR. Asistió el tren directivo INCE encabezado por su presidente, prof. Modesto Sánchez. Por la USR asistió la prof. Nobel de Arévalo, coordinadora del convenio por la USR. CATAUNESR sigue en mora con sus afiliados:
Circular Nº 5 del vicerrectorado administrativo para todo el personal de la USR (cualquiera pensaría en eficiencia):
El vicerrector administrativo, como el resto de las autoridades –a excepción del rector– no dicen nada. Ellos son los silenciosos o los silenciados. El rector utiliza la prensa para publicitar él solo. Pero no informa a la comunidad. Asistimos a la apertura de la Universidad Comunitaria. Alianza de la USR con la sociedad civil.
Sí, nos pagaron el 8,5% por concepto de intereses sobre prestaciones sociales... pero a costa de nuestro bono vacacional del mes de agosto. Desconocemos cuánto es y dónde está el dinero del Fondo de Jubilaciones y Pensiones, porque el mismo se maneja como un patrimonio particular. Sin embargo, tenemos lo siguiente:
(Ir al inicio de este número) (Ir a la página base de la cuestión:) (Ir a página índice) la cuestión: 78 vehículo de opinión y espacio de discusión universitaria en y desde la Universidad Simón Rodríguez, Venezuela también en versión impresa © 1996-1998 Editor: Eloy Cano Castro (USR): eloycanocastro@gmail.com |