vehículo de opinión universitaria, 16 de septiembre de 1998, número 83
Contenido:
En el acontecer nacional, educativo e institucional, a través de toda nuestra historia, se generan cotidianamente variadas polémicas en relación a todo tipo de temas. En estas polémicas y según el razonamiento de los participantes, es posible establecer tres grupos clasificatorios. El primer grupo razona y opina de acuerdo a leyes y reglamentos establecidos, independientemente de si consideran que estas leyes sean pertinentes o no. Un segundo grupo que sólo razona sobre el Corpus sobre el cual se aplica la ley, interpretando en cada momento el Deber Ser, independientemente de lo que haya sido establecido en la ley. Estos dos grupos son consistentes. El tercer grupo es aquel que se mueve entre los dos extremos anteriores; en un determinado momento se guía por lo establecido en la ley, en otros momentos por su interpretación del Deber Ser sustantivo. Estos deslizamientos pueden darse en el tiempo, en la consideración de dos tópicos diferentes, pero puede haber casos extremos en los cuales el deslizamiento ocurre casi simultáneamente, en la discusión de un mismo punto, según sea la conveniencia o no de los intereses. Este último grupo, por su inconsistencia, confunde cualquier tipo de acuerdo.
Ejemplos: el Ejecutivo debe cancelar en 1998 la norma de homologación según el incremento promedio del índice de inflación. No es válido argumentar –a menos que se declare una emergencia nacional– que no se tienen los recursos. Si se derogase la norma, ésta dejará de tener efecto para el año 2000. Por otra parte, para ascender al escalafón de Profesor Titular, se debe poseer el título de Doctor, ello debe ser acatado independientemente de que no se ofrezcan suficientes cupos en el país. Esto es sólo un ejemplo. En cualquier discusión, por pequeña que sea, siempre existirán grupos o personas no consistentes que conscientemente o no se deslizan a su conveniencia, entre lo que establece la Ley y su interpretación del Deber Ser.
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Después de la reciente derrota de AD en las elecciones rectorales de la Universidad de Oriente, están apareciendo muchos augures y pitonisos posfacto, con el consabido cuento de que ellos lo habían pronosticado. Los más graciosos son aquellos que sólo se bajaron del autobús después de votar, con fe de cruzados, en las dos vueltas, por los candidatos de ese partido.
Más que reclamar paternidades sobre predicciones, quienes siempre creímos en la posibilidad de derrotar a AD en la UDO, tenemos la satisfacción de haber trabajado desde hace mucho tiempo en esa dirección.
El triunfo de la Universidad contra un aparato partidista aliado a mafias corruptas, que habían convertido la UDO en un Comité de Base y en vehículo de financiamiento; es el resultado de ambos hechos y, además, de la confluencia de otros factores.
Uno de los más importantes es el desprestigio de los partidos políticos y, en particular, la decadencia de Acción Democrática. Esto permitió, en 1994, a Clemente Vallenilla acceder al rectorado de la UDO; un personaje atrabiliario, despótico e inescrupuloso, quien desde ese cargo pretendió montar una estructura que replicara al Núcleo de Anzoátegui en toda la universidad, hasta en lo físico. Pruebas en tal sentido abundan: sin dar explicaciones a nadie en el Núcleo de Sucre, Vallenilla, hizo construir al frente de nuestras instalaciones en Cerro Colorado una cerca de ladrillos con una arquitectura idéntica a la que existe en Anzoátegui. Pero más grave que eso, el modelo de relaciones entre el rectorado y los núcleos se hizo más autoritario e intolerante, según la mejor tradición anzoatiguense, especialmente contra Sucre y Nueva Esparta. Sin embargo, por quejas de Decanos adecos sabemos que la vida tampoco ha sido fácil para ellos, se le imponían decisiones sin mayores explicaciones.
Como todo autócrata, éste también tuvo obsesiones que fueron su perdición, y la de quienes le creyeron y obedecieron sin chistar. La principal idea de ese tipo que condujo a los adecos y a Vallenilla a poner una torta descomunal, fue el deseo de someter y humillar al Núcleo de Sucre, sin importar los medios. Con su mayoría en el Consejo Universitario el partido AD y su Rector nos negaron cuanto solicitamos en lo académico: concursos de oposición, nuevas carreras, nuevos posgrados y hasta el más sencillo trámite ante ese cuerpo era convertido en un calvario, vejando a las personas que lo realizaban, incluido nuestro Decano.
Esta actitud de bloquear o demorar todo a los núcleos sobre los cuales no tenían dominio absoluto condujo a la parálisis de proyectos vitales para el funcionamiento de la UDO y, al mismo tiempo, que se descuidara cualquier asunto que no fuese del interés, o atentara contra las prebendas, de los áulicos. Negarlo todo redujo, paulatinamente, el grupo dispuesto a defender un régimen excluyente, corrupto y despótico.
Sin embargo, el aparato adeco ha podido sacar a Vallenilla con buen pie de los enredos en que se había ido metiendo, con la ayuda de sus incondicionales, pero el pastillaje de la torta lo elaboraron con dos acciones que inmediatamente se les revirtieron. La primera fue sacar a la Prof. Veridiana González de la competencia por la candidatura rectoral, expulsándola, de paso, de UDO-70 y de AD. La segunda, que pretendió ser ejemplarizante, fue la destitución del Prof. Luis Acuña Cedeño como Decano del Núcleo de Sucre y como profesor, a través del CNU. De allí en adelante vinieron otros errores, más pequeños, que no hicieron sino agregar decorado al bizcocho. Por ejemplo, la ilegal designación de un Decano Interino para el Núcleo de Sucre. El elegido, Annick López, calza exactamente cualidades opuestas a las que se necesitaban para tal responsabilidad, e hizo a la perfección su trabajo, generando más rechazo hacia su persona y hacia la gestión rectoral.
Resultado de tanta perversión es una torta de dos pisos. El de la base, expresado en el deterioro institucional, la desmoralización y el temor cotidiano de muchos integrantes de nuestra comunidad universitaria al atropello y a la calumnia. El piso superior lo constituye esta derrota electoral que echa por tierra el futuro político de la cúpula de AD en la UDO y compromete las elecciones regionales y nacionales, para ese partido, al menos en cuatro estados: Anzoátegui, Bolívar, Sucre y Nueva Esparta.
Los cómputos electorales, rectorales y decanales, son elocuentes; por primera vez en el N£cleo de Sucre hemos votado "en tubo" profesores y estudiantes de las más diversas tendencias políticas. Demasiada gente se sintió avergonzada y/o amenazada por el garrote. Así, podemos decir, con mucha razón: ¡Gracias, Vallenilla, por los favores recibidos!.
Nuestra tarea de aquí en adelante es ingente y consiste en reconstruir las ruinas que recibiremos, para lo cual habrá que cambiar radicalmente métodos de gestión e incorporar a todos aquellos miembros de la comunidad universitaria que están dispuestos a luchar por su alma máter, contra tres enemigos principales: la militancia adeca de la UDO, el Gobierno nacional y el Banco Mundial; que llega disfrazado de buen samaritano, con 58 millones de dólares en su maletín, a reformarnos en nombre de la libertad de mercados.
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Los políticos frustrados y los mercachifles disfrazados que ralean en las universidades, que son los causantes primigenios y fundamentales de todos los problemas que atraviesan estas instituciones, han logrado su mayor triunfo en el último año.
Han logrado centrar cualquier discusión sobre universidades en el asunto del cobro de matrícula, de la gratuidad, o si no, de la necesidad de una nueva Ley para la educación superior.
¡Qué maravilla!
Ellos, que han multiplicado los presupuestos universitarios, que han colonizado las universidades con amigos, adulantes y 'compañeros' (semianalfabetas, en casos, que pretenden pasar por "profesores"), que se han atornillado en los gremios, en los cargos diretivos y los organismos supervisores (si es que existen); ellos, ellos mismos, discuten y proponen medidas de ajuste para la "crisis universitaria".
En ningún caso plantearán un cambio real, (una disminución del número de universidades, por ejemplo); su posición está muy clara: "dejemos todo como está (nos beneficia), lo único es que necesitamos más dinero..."
Es el reparto -del botín presupuestario- entre politicuchos y traficantes (cuando son personas distintas, porque con frecuencia ambos papeles van juntos) lo que tiene a las universidades descarriadas. Es el reparto lo que hay que acabar, lo demás es habladera de pistoladas.
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El mes de agosto fue el más noticioso del Proyecto de Educación Superior (PLES) y de la Constituyente. Dos tópicos candentes.
Los estudiantes sí estaban activos, mientras la dirigencia de FAPUV y los profesores disfrutaban sus vacaciones.
La gratuidad está en el banquillo.
Para el ministro Cárdenas:
La gratuidad:
El argumento no puede ser: las universidades públicas devoran el 80% del presupuesto del Ministerio de Educación y el 20% restante apenas alcanza para los otros niveles del sistema.
FAPUV. Bien. Continúa con la rutina dominical.
El convenio entre el CNE y la Universidad Simón Bolívar para la supervisión del proceso de elecciones está en veremos debido a que el CNE carece de recursos. La USB solicitó de 500 a 800 millones de bolívares.
El convenio CNE/Universidad Simón Rodríguez para el programa de entrenamiento sí se está llevando a cabo. El costo total del programa es de Bs. 2800 millones. La USR ha recibido Bs. 500 millones. El rector A. Pastrana anda en búsqueda de más recursos. Aunque otra fuente aseguró que la USR no recibirá más recursos a los ya asignados, pues se muestran contrarios a "construirle" otra universidad con recursos del CNE...
Y hablando de la USR:
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