la cuestión:
vehículo de opinión universitaria
9 de febrero de 2000,  número 110
Contenido:

¿Qué hago por la Humanidad?

Lourdes Denis Santana (UPEL)

En un mensaje electrónico, una persona me preguntaba: ¿qué piensa ahora? Después de tantos años de estudio, ¿piensa que hizo algo para mejorar la Humanidad? ¿Qué hizo para ayudar a esta sociedad tan corrompida?

Tales inquietudes me resultaron familiares. Son las mismas que han rondado mis reflexiones en múltiples ocasiones. Por muchos argumentos que pretendo hallar en las imágenes de excelentes estudiantes que pasaron por mis clases, en las acciones más hermosas que a veces realizan mis hijos, o en los esfuerzos de algunos ciudadanos que evidencian ser "personas de bien", no me puedo engañar!!... Es una minoría casi imperceptible la de quienes actúan orientados por premisas de una ética autónoma y consciente. El comportamiento irresponsable e inconsciente es el que se ha entronizado en todos los ámbitos y circunstancias.

¿Qué hice como docente para que el panorama fuese más halagador?, me preguntaba la persona desconocida. Pues bien, creo que hice lo que pude, lo que me dictó mi conciencia, lo que estuvo en mis manos. Afectada quizá por una gran benevolencia en mi autocrítica, no puedo ver todo lo que dejé y dejo de hacer a diario para mejorar mi entorno, para ayudar a otros a tomar conciencia. ¿Me contento con criticar a aquellos que a mi juicio no lo hacen bien?... En todo caso, la importancia de la reflexión acerca de todo lo que hice o hago adquiere verdadera trascendencia cuando es compartida por todos. La tarea formadora requiere un esfuerzo mancomunado de docentes, padres, medios de comunicación, gerentes, religiosos... Hasta ahora, ese esfuerzo no ha sido suficiente. Parece que nos hemos conformado con "ver la paja en el ojo del vecino".

Lo que está a nuestra vista es una realidad aplastante: la educación ha sido un fracaso! Los resultados de las enseñanzas de la escuela -de nuestras enseñanzas!- se aprecian en la calle: ciudadanos que actúan (actuamos?) como salvajes, atropellando a los demás, deteriorando el entorno, irrespetando las normas, aniquilando el ambiente... Ese es el nefasto resultado de nuestra acción educativa poco formadora.

Hoy, haciendo esfuerzos para impedir el triunfo total de la desesperanza, mi mensaje va dirigido a la conciencia de los educadores. Si somos padres o profesionales que pertenecemos a una Universidad, especialmente las dedicadas a "formar formadores", es hora de revisar lo que aportamos para la construcción de una sociedad diferente. Preguntémonos, ¿qué hacemos para mejorar a la Humanidad? Y, lo más importante, actuemos para dejar nobles huellas a nuestro paso.


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Más sobre la inaptitud de la prueba de aptitud

Silvio Orta (UDO)

Son variados los ángulos para evaluar como grave o negativamente significativa, cualquier falla en el uso del lenguaje. En el caso de la expresión oral o escrita emitida por el educador con destino al educando -es decir en el proceso formal de construcción del conocimiento-, esa valoración ha de dar prioridad al hecho de que está inserta en tal proceso, dentro del cual se supone que todo acto lingüístico del educador incide en la formación del educando.

Así considerada la cuestión, la Prueba de Aptitud Académica es un momento de aquel proceso. Aún más, un momento de suma importancia para el examinando o alumno y para el país todo. Si en los problemas formulados se hallan poco más o menos las mismas fallas de escritura cuya superación es un objetivo de la escuela, todas y cada una de ellas son graves o significativas.

De modo que -esto importa mucho- las fallas de redacción o de presentación de los problemas no son cuestión formal, son "contenido", son "materia de la enseñanza-aprendizaje", son "temas". El Director de la OPSU no parece verlo de ese modo, según desprendo -y ojalá me equivocara- de su declaración aparecida en El Universal (1/2/99, C/10).

La gravedad y significación, es decir el efecto negativo en la formación del conocimiento lingüístico, y también en las otras áreas de conociciento a las que específicamente esté referido determinado acto lingüístico docente, se acentúan en ocasión de los exámenes o evaluaciones, en las que el estudiante ha de aguzar su mirada y tensar su mente; y se potencian en la medida que éstos importen más para alcanzar sus sueños y aspiraciones.

Cuando se trata de cursantes de la escuela básica, el daño y sus proyecciones es incalificable e incuantificable. Y no quedan allí los factores agravantes, pues la influencia del error crece en forma directamente proporcional a la jerarquía del organismo, equipo de trabajo o individualidad de las cuales provenga. "Si mi maestro, o el director, o el profesor o los impresos provenientes de la OPSU contienen estos errores, ¿por qué yo he de preocuparme por el dominio del lenguaje?", es la pregunta y la conclusión que se conforman en la mente estudiantil.

En cuanto a la reciente Prueba de Aptitud Académica, la cuestión no puede ser tratada de manera esencialmente cuantitativa: por ejemplo, si son 12 o 36 o 78 los errores significativos que se leen en ella. No hay "osadía"-como señala el Doctor Fuenmayor Toro- al fijarlos en esa última cifra, tras colocarme en el indiscutible ángulo arriba señalado. Pero, supongamos que no, que se reducen a los 20 que ejemplifico o señalo en el documento enviado a la OPSU y a la prensa. ¿Acaso ello deja de hacer la prueba absolutamente inválida para determinar nada respecto a la capacidad de nuestros jóvenes bachilleres o cuasibachilleres? ¿Acaso hace osada la afirmación de que hubo irresponsabilidad, descuido y amargor para lo académico, por causa de los organismos e individualidades encargados de elaborarla y editarla?

Es dentro de esa forma de ver la cuestión como debe ir la averiguación anunciada por el Director de la OPSU. Asimismo, la respuesta acerca de su resultado no debe reducirse a mí, sino a toda la comunidad. Tengo confianza en lo que afirmo, sin embargo, preferiría por mil razones que tal averiguación se encomendara a una comisión como la que propuse en anterior declaración.

Por último, ¿interesa o no esta cuestión a la Academia de la Lengua (la de Historia intervino en lo de la Resolución 259), a las Universidades, a sus Facultades o Escuelas de Educación y de Letras, a las distintas organizaciones magisteriales, a las asociaciones de representantes, a los expertos en lenguaje, etc.? ¿Qué van recibir los estudiantes de Barinas, Falcón y Vargas?


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Breves Universitarias

Héctor Freneites

El alerta viene de Coro. Los comandantes hablan. El puntofijismo está ¡ahí! En las entrañas del Gobierno.

En materia de educación superior, el Congresillo va a legislar. Y entre esas leyes se encuentran:

Del "Congresillo" desconocemos a la mayoría de sus integrantes, no obstante, El Universal 1-2-2000 nos informa sobre el particular:

La Comisión de Ambiente, Educación, Salud, Ciencia y Tecnología la integran:los diputados: Luis Gamargo, Oscar Feo, Ernesto Palacio y Adán Chávez. Oficina: 5to. piso, Pajaritos. Imaginamos que a estos diputados corresponden las propuestas referidas a educación superior.

Los puntofijistas de la directiva de FAPUV y algunas asociaciones, más que todo de las experimentales, se dan golpes de pecho por la autonomía y la democracia universitaria. Les atemorizan las medidas a venir por parte del zar de la educación superior bolivariana. A nosotros también.

El rasgo característico de la mayoría de las universidades experimentales era y es la clientelaridad. Fungían y fungen como 'cuarteles de invierno', cuando a AD/Copei tocaba ser oposición. Y cuando eran gobierno... ni se diga.

Esta administración busca ponerse al día con el pago de las prestaciones sociales del sector universitario. Por ejemplo, el ministro Navarro declaró que el gobierno transfirió a las universidades "la última parte de la deuda que se tenía... de los años 97, 98 e inclusive 99" (El Nacional, 31-1-00).

En la ciudad de Maracaibo se reunen los jubilados de las universidades (docentes), a tratar: