Casi un mes he estado sin máquina, o más bien sin mi máquina habitual, la que está adaptada a las configuraciones (o manías) personales y han sido unas semanas increiblemente ineficientes. La cosa comenzó cuando la maquinita se apagó de golpe; el cambio de la “fuente de poder” dió resultado nulo. Así que pasamos al cambio de la “tarjeta madre” y, aunque mejor, porque al menos se encendía momentáneamente la máquina siguió sin funcionar. Vino la claudicación: envío a un taller de reparación con la conclusión de: cambio de la caja. Resulta que el botón-interruptor de encendido estaba dañado. En fin, después de todo de la vieja computadora sólo me queda el procesador, todo lo demás es nuevo -aunque no de nueva generación-, la máquina sigue siendo un “viejo” Athlon 2000MHz pero ya estoy otra vez en funciones y tratando de poner al día la cantidad de cosas sueltas que he ido dejando por las máquinas prestadas durante el intervalo.
Hay un par de aprendizajes que saco de este accidente. El primero es que tomo conciencia de cuán adicto soy a ciertos programas, pero en primer lugar a Akregator, que es el lector de fuentes RSS del que dependo casi totalmente para enterarme de las cosas del mundo. Aunque tenía una réplica de las fuentes en GoogleReader y otra en Feedness, el fastidio que me daba esperar la carga entre una página y otra hizo que no me terminase de acostumbrar a la interacción en pura web. La verdad es que con Akregator puedo revisar veinte fuentes en un momento, e ir directamente a lo que me parece más interesante.
El segundo asunto es que debo reprogramar los respaldos de datos. Hago respaldo automático diario de toda la información y configuraciones personales que tengo en la máquina; así que aunque se hubiese dañado un disco, podría recuperar todo lo importante, pero no es suficiente. Creo que debo hacer un sistema de respaldo tal que me permita en breve tiempo reestablecer mi ambiente de trabajo y eso implica en primera instancia disponer de más de un respaldo y más de una máquina. Y esta es la tarea que pienso emprender en cuanto me ponga al día.