Siberianos, vikings, polinesios y según algunos, chinos, galeses, noruegos, egipcios … ¿cuánta gente llegó a América antes que Colón? Desde un cierto punto de vista, todo el que salía a navegar se tropezaría con el continente eventualmente, no hay manera de evitarlo porque está en el medio de todo.
De todo lo que no es Afroasia-Australia. Lucio Russo, que es profesor universitario y obtuvo cierta notoriedad -que no alcanzó a este país- con su libro de 1996 La revolución olvidada quiere convencernos de que América ya era conocida en tiempos que ahora se denominan ‘clásicos’. Y ha escrito un libro para ello, La América olvidada (L’ America dimenticata. I rapporti tra le civiltà e un errore di Tolomeo).
La idea es, como ya apunta el título, que América era conocida en el mundo mediterráneo, en particular para los griegos, pero con el paso de los años y una particular crisis científica o cultural que según Russo hubo en el siglo II d.C. ese conocimiento y algunos otros, se olvidaron. “Olvido” relacionado seguramente con la destrucción de la biblioteca de Alejandría; dice:
“El mundo mediterráneo se cierra sobre sí mismo y en gran medida olvida el conocimiento de las regiones del mundo no incorporadas al dominio de Roma”
Los indicios de contacto no son abrumadores, hay en Pompeya y otros lugares de época romana mosaicos que representan lo que tiene toda la pinta de ser piñas (ananás). En México se descubrieron unas monedas romanas en excavaciones arqueológicas. Se dice que hay informes de casos de sífilis en el mundo romano. A esto agrega Russo que el tamaño de los barcos de la era helenística sólo fue sobrepasado en tiempos de Napoléon, que no es un indicio directo pero apunta a la posibilidad de la navegación intercontinental.
Pero el argumento fuerte de Russo es un error en el mapa de Ptolomeo, que se ha perdido pero hay algunas reconstrucciones como esta del siglo XIV:
El mapa está basado en los datos del libro Geografía de Ptolomeo en el que describe la situación de más de 4000 lugares conocidos ya en su tiempo (150 d.C. aprox.) mediante dos coordenadas, un concepto también perdido hasta que el manuscrito apareció -sin los mapas que lo complementaban- entre los siglos X y XIII cuando fue recuperado por árabes y bizantinos.
En la Geografía la latitud se mide como la duración del día más largo en cada punto. Ya que la duración del día varía entre 12 y 24 horas a medida que uno se aleja del ecuador, la diferencia en duración también es diferencia de latitud. La longitud por otra parte se mide en un cierto número de estadios (600 pies o unos 180 metros cada uno) por grado. Ptolomeo asigna 500 estadios por grado con lo cual el mundo conocido (ecumene) resulta menor de lo que es, mientras que Eratóstenes en el siglo III a.C ya lo calculaba a 700 estadios por grado, que es una medida razonable para los medios de su época y que produce un error en la circunferencia terrestre de un 2%.
Este error ptolemaico era conocido, lo que hace Russo es entrar en detalles que no podremos precisar a falta del propio libro, pero hay una entrevista en la que se muestran algunos extractos. Parece que Russo se centra en la identificación de las Islas Afortunadas, tradicionalmente asociadas con las Canarias. El mapa de Ptolomeo ubica su meridiano 0 en la isla El Hierro, o en todo caso en la isla más alejada de las Afortunadas.
Pero la latitud de las Canarias tiene un error de 15 grados con su posición real, además, siempre según Russo, las Afortunadas de Ptolomeo ocupan un grado de longitud y 5,5 de latitud, cosa que cuadra más con las ¡ Antillas Menores! que con las Canarias. Juntando un poco todos los argumentos, Russo cree que las Antillas eran conocidas -aunque quizá no muy transitadas- en época helénica y romana. De allí que sea una “idea olvidada”.
Como en otros casos, hay que esperar un poco por si aparecen nuevas evidencias, a favor o más probablemente en contra.