En el ‘Diccionario del Diablo’ define Ambroise Bierce algo así:
REVELACIÓN, n.: Famoso libro en el cual San Juan Evangelista ocultó todo lo que sabía. La revelación la hacen los comentadores, que no saben nada.
El caso es que tradicionalmente se atribuye a Juan la escritura del libro, fechándolo alrededor del año 95 y se dice que lo escribió en la isla de Patmos, cuando tenía una edad muy parecida a la del siglo que corría.
Pues Gonzalo Rojas Flores publica en Bíblica 85 (2004) un artículo que argumenta en contra de esa tradición. En primer lugar, revisa la que denomina ’evidencia externa’, comenzando por el testimonio de Ireneo que es quien originalmente puso fecha al libro. Rojas revisa también otros escritos (Papias, Tertuliano, Clemente) de los siglos 2 y 3 y concluye que no hay suficiente evidencia externa para atribuir la ‘Revelación’ al reinado de Domiciano como se ha acostumbrado.
Luego puntualiza los elementos de ’evidencia interna’ del propio libro, en particular la notoria omisión de la destrucción de Jerusalén y su templo (año 70). Otros puntos son la tampoco mencionada huída de los judíos a Pella; la omitida muerte de Pedro, Pablo y Santiago y, finalmente, el terremoto que destruyó Laodicea en 60.
Finalmente, argumenta que la ‘bestia’ cuyo número es 666 es Nerón (los números corresponden a las letras de su nombre en hebreo) quien sería el emperador reinante para el momento de la escritura del libro, con lo cual concluye que fue escrito entre 54 y 60, al principio del reinado de Nerón.
Aunque buena parte de los argumentos no son muy convincentes porque, como dicen los arqueólogos, ’ ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia ‘, creo que esta estimación luce bastante razonable.