Luce casi incomprensible para quien vive en una ciudad como la que se ve arriba, cuyo centro es cuadriculado, como la mayoría, que sea noticia esto de que los romanos orientaban sus ciudades conforme a algún criterio astronómico, o dicho de otro modo, que unas calles van de este a oeste y otras de norte a sur.
Se nos ha dicho que el típico callejero cuadriculado está en uso desde la antigüedad, y que en el caso hispanoamericano deriva directamente del esquema utilizado por los romanos en sus campamentos militares. Bien, pues a partir de esa idea Giulio Magli (con acceso al trabajo completo en PDF) plantea que efectivamente es así, pero además, que la fundación de las ciudades romanas se hacía siguiendo algún criterio simbólico manifestado por la orientación de las calles hacia ciertos puntos solares de interés. Según Magli, esto va en contra de la creencia predominante, y parte de su trabajo se va en explicar por qué cree que los agrimensores que delineaban el esquema general de los nuevos emplazamientos seguían el simbolismo y no al revés (el simbolismo derivaría de la disposición física) como expresan otros autores.
Entre sus argumentos Magli cuenta el proceso de “centuriación” o división de territorios en parcelas de 710 metros por lado que parece realizaban los romanos al llegar a un nuevo territorio y que seguiría los mismos o similares parámetros de orientación. Por orientación entiende el sentido de las calles, principalmente las dos principales, que conducían a las cuatro puertas del pueblo: la cardus en sentido norte-sur y la decumanus en el este-oeste, como se ve claramente en este plano de Aosta (con colores agregados para mejorar la legibilidad):
El núcleo del trabajo es la comprobación estadística de que la orientación no es aleatoria, sino que tiende a hacerse hacia el este o a un punto cercano relacionado con la posición del sol en el alba. Se basa en mediciones de 38 ciudades positivamente fundadas o reformadas por Roma, cuyos ángulos con relación al este varían desde 1 grado hasta 44.
Una observación interesante es que las variaciones tienden a concentrarse en las posiciones que corresponden a ciertas épocas del año en las cuales había fiestas importantes, cita p.e. las Terminalia de fines de febrero. Por supuesto, como todo trabajo que se precie, esto no es más que una “investigación abierta” y requiere muchos estudios adicionales.
Para finalizar, Magli utiliza como muestra de la cuadrada mentalidad romana un graffiti hallado en Pompeya que es famoso como cuadrado mágico (y que tiene una explicación cristiana) y no es un palíndromo, sino cinco en uno.
Magli postula que tanto el texto como la disposición están relacionadas con el hecho de la fundación de ciudades, que implicaba el uso de un arado, y que la palabra ‘TENET’ constituye el esquema básico que vimos arriba de las dos calles principales.