Supongo que la gente que trabaja en eso entiende el grandísimo privilegio que disfrutan; no creo que haya algo más divertido y entusiasmante que descubrir sentidos ocultos o no en los antiguos libros.
En Bíblica 86(2005), Hillel I. Newman autor del artículo “Un hipódromo en el camino a Efrata” se encarga de restregarnos en la pantalla ese privilegio basándose en una aparentemente equívoca referencia en Génesis 48,7 que recoge lo que dice Jacob antes de bendecir al hijo de José (pongo mi traducción de la traducción de Newman al inglés, que según dice es de la septuaginta, pero no he podido corroborarlo en ninguna de las versiones en la “web”, y he visto más de ocho). Primero, la versión “oficial”:
A mi regreso de Paddan, murió Raquel en el camino a la tierra de Canaan, faltando un poco para Efrata, y la enterré allí en el camino a Efrata, que es Belén.
Dice Newman que la septuaginta traduce esto así:
Cuando venía de Mesopotamia a Siria, tu madre Raquel murió en la tierra de Canaan cuando me acercaba al hipódromo de Chabrata en el camino a Efrata, y la enterré en el camino del hipódromo, que es Belén.
A partir de aquí Newman contrasta varias posibilidades, interpolación tardía, error de traducción, y finalmente, que la referencia sea a un hipódromo real. Como él remarca, para el tiempo de Jerónimo (siglo III) ya nadie sabía nada de hipódromo alguno y en efecto, no se entendía el pasaje.
En cualquier caso, el sitio de Belén es bien conocido y la tumba de Raquel todavía existe en un sitio denominado Ramat Rahel, a pocos kilómetros. En Génesis 14,17 aparece que el rey Abram fue recibido en el “Valle del Rey” por Melquisedec, rey de Salem (supuestamente Jerusalén), y el encuentro fue con “pan y vino”. Pues en el Targum de Ónqelos (esto es una traducción al arameo de pasajes del pentateuco) se precisa que el encuentro fue en “la planicie vacía que es el estadio (syr) del rey”.
Allí sigue una entretenida búsqueda del posible significado de la palabra ‘syr’, que sería largo recontar. Buscando otras fuentes para identificar este lugar, encuentra Newman el Génesis Apócrifo de Qumram en el cual Abram es bienvenido por el rey de Sodoma y por Melquisedec “mientras Abram acampaba en el valle de Shaveh, que es el valle del rey, el valle de Beth Hakerem”.
No se sabe con seguridad dónde está este Beth Hakerem, pero según Newman el arqueólogo Aharoni la sitúa en Ramat Rahel, como resultado de sus excavaciones en 1954. El problema es que Ramat Rahel no parece un valle, sino que se trata más bien de un lugar elevado relativamente plano. Newman también da una explicación a esto.
Más convincente es el asunto de que Beth Hakerem significa ‘casa del vino’ y Belén ‘casa del pan’, una referencia directa al encuentro antedicho. Entonces habría dos muy diferentes y separadas referencias a un hipódromo-estadio situado en el llano de Ramat Rahel (en el recuento también menciona Newman la ambivalencia de Josefo cuando se refiere a un anfiteatro o a un hipódromo; y además, la historia del perdido hipódromo de Jerusalén, etc.).
Aplicando la navaja de Occam, Newman no cree que se trate de dos hipódromos-estadios, sino de uno y el mismo. Pero no hay indicios materiales de tal cosa. Culmina Newman haciendo un examen de la historia de Ramat Rahel-Beth Hakerem, que supuestamente era una ciudad administrativa de cierta importancia hasta el siglo II a.C. cuando desapareció. Argumenta que el supuesto hipódromo estaría allí y que los traductores de la septuaginta (supuestamente del siglo III a.C) hablaban simplemente de su propio contexto cuando mencionaron el hipódromo y no se trataría entonces de una interpolación de tiempos de Herodes como han supuesto otros, sino de la gran influencia griega en la Judea de aquellos tiempos.
Sólo resta que encuentren aunque sea trazas del hipódromo de marras.