El movido panorama del poblamiento americano continúa agitado. Por este reportaje (original) pude acceder a un artículo publicado recientemente en Plos One que añade un toque de permanencia en Beringia a los primeros pobladores de América.
Se trata de un estudio realizado a 623 ejemplares completos de ADN mitocondrial -via materna- que según sus 21 autores permite inferir con mayor precisión las derivaciones de los llamados “fundadores” o primeros habitantes americanos.
La versión oficial del poblamiento de América reconoce (aquí puede verse bien explicada; también existen escépticos) cuatro olas y está basada en estudios genéticos previos, aunque mayormente de sectores de ADN.
Este estudio encuentra entonces más diversidad que la vista anteriormente y tras el análisis postulan que los datos apuntan a una permanencia larga y en situación de aislamiento prácticamente, por unos 15.000 años, de los grupos fundadores antes de llegar a Alaska, lo cual habría permitido el desarrollo de mutaciones específicas que ahora han sido detectadas.
Posteriormente a aquel “retraso” en el viaje dicen que hubo varios pasos de Siberia a Alaska y viceversa. De esta manera explican la relativa homogeneidad de los pueblos autóctonos americanos, que se debería a la rapidísima expansión por toda América comenzando aproximadamente hace 15.000 años.
Lo interesante es que estos vaivenes hipotéticos se deducen de datos puramente genéticos y quizás sea
difícil encontrar evidencias arqueológicas (de las lingüísticas hablé hace unos meses); pero viendo
la imagen parece factible que en tiempos de frío glacial el área de la plataforma continental alrededor
del estrecho de Bering formase un espacio amplio y, dado que no pasa de 200 metros de profundidad (ni de
50 en el propio estrecho), es posible (no digo probable) que algún explorador arriesgado se ponga a
excavar en la zona.
Actualización: febrero 2014: nuevos estudios apoyan la idea de la permanencia prolongada en Beringia.