La arqueóloga Eilat Mazar propuso en un artículo en 1997 que el palacio del rey David debería estar situado en el área de Jerusalén excavada por Kathleen Kenyon en los años sesenta; denominada ‘Ciudad de David’ y que está fuera de los contornos de la ciudad vieja (lo cual es un asunto que siempre me llama la atención).
Kenyon descubrió un pedazo de muralla escalonada que atribuyó a la época de la ‘monarquía unificada’ de Israel. El artículo le sirvió a Mazar para conseguir el financiamiento que requería para excavar en el sector aledaño a la muralla escalonada. Allí -en 2005- encontró una infraestructura de cierta magnitud que ella propone identificar con el palacio de David.
El problema está en que eso era lo que ella quería encontrar precisamente y aunque hace algunos esfuerzos por parecer dudosa es evidente que está convencida de que encontró lo que quería. En todos los medios ha aparecido la noticia, pero el primer informe más o menos oficial aparece en Biblical Archaelogy Review y comienza con esta frase tan ilustrativa: Pocas dudas puede haber de que el rey David tenía un palacio.
Pero resulta que hay muchas dudas no sólo de que existiese un palacio (en lugar de una casa, por ejemplo) sino que la misma existencia del rey David todavía está por determinarse. Aparte de lo encontrado en el sitio de excavación que bien pudiera ser alguna de muchas cosas, el argumento que Mazar repite no menos de tres veces (y de hecho es el único) es que en el libro de Samuel se relata que David “bajó” a la fortaleza cuando vió venir un ataque de los filisteos.
Eso le hace pensar que el ‘palacio’ estaba más arriba que la fortaleza jebusea que existía para la época. Pero esa fortaleza tampoco ha sido encontrada; así que -digo yo- aún manteniendo esa posición relativa de mayor altura, el ‘palacio’ podría estar más arriba o más abajo. El caso es que este trabajo consiste más de una agenda prefabricada que de una búsqueda orientada con argumentos.
Las piedras halladas deben corresponder de todos modos a alguna estructura interesante, sobre todo si se comprueba su pertenencia a la época que rodea el año 1000 a.C. Si no es la propia fortaleza (cosa que niega Mazar basándose en el estilo) ¿por qué no el sitio del templo, por ejemplo?: “porque hay una larga tradición, confirmada por evidencia arqueológica” -dice- de que el Monte Moria es el sitio del templo.
Si eso fuese así, no habría tanta discusión y tantas hipótesis sobre la ubicación del templo de Salomón, que supuestamente David encargó construir.