Hay un sitio llamado Lo que sucedió realmente que tiene una política aparentemente antibélica y sólo por eso vale la pena considerarlo.
Han colocado allí una página que resume algunas de las mentiras dichas por los presidentes de Estados Unidos y otros países para ir a un montón de guerras, porque ya se saben dos cosas: que no hay nadie más guerrerista que los gringos (sobre todo mientras tengan superioridad manifiesta) y que ningún presidente pierde familiares en guerra.
La página susodicha presenta esta serie:
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McKinley dijo que una mina ocasionó la explosión del Maine en La Habana;
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Hitler dijo que Polonia había atacado primero;
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Roosevelt dijo que el ataque a Pearl Harbour había sido por sorpresa;
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Johnson dijo que había torpedos en el golfo de Tonkin.
Todas estas declaraciones serían embustes a conciencia para enviar al país a la guerra. Más adelante, recuerda la presentación embusterosa de Powell ante las Naciones Unidas, que nunca convenció a nadie, y menos a él, pero sirvió para invadir Irak.
Pero lo que me parece más resaltante es el primer párrafo:
No es nada nuevo que un gobierno mienta a su pueblo para iniciar una guerra. Es más, ya que la mayoría de la gente prefiere vivir en paz antes que morir en una guerra horrible y sangrienta, cualquier gobierno que desee iniciar una guerra normalmente mentirá a su pueblo para crear la ilusión de que el apoyo a la guerra es la única elección posible