Dice esta nota de prensa que el historiador del arte Henri Stierlin plantea en un libro reciente que el ultrafamoso busto de Nefertiti, esposa del desalineado faraón Akhenaton, es falso, y además, que su descubridor el arqueólogo alemán Ludwig Borchardt no sólo lo sabía sino que fue él quien lo mandó a hacer, aunque aparentemente con la intención de probar pigmentos antiguos encontrados en el taller de Dyehutymose en Amarna.
Según Stierlin la visita de un príncipe alemán al sitio de trabajo de Borchardt, realizada el 6 de diciembre de 1912 y en la que mostró gran admiración por la originalidad del busto hizo que Borchardt dejara pasar el asunto. Los argumentos de Stierlin son mayormente omisiones:
Borchardt no hizo descripción alguna del busto, inusual para una obra tan relevante, la primera descripción fue realizada en 1923, once años después de su supuesto descubrimiento; unos arqueólogos franceses que estuvieron en la excavación no mencionan el hallazgo; Borchardt dejó el busto por 10 años en la sala de su financista, como si nada. Según Stierlin el ojo izquierdo, faltante, falta por diseño, es decir, no estaba previsto.
No hay manera de fechar los materiales del busto, dice. La estatua es de piedra recubierta de yeso, y los pigmentos son auténticamente antiguos. Además Borchardt sacó el busto de Egipto fraudulentamente (o fraudurápidamente, no sé) pasándolo como un objeto de yeso sin valor.
El corte vertical de los hombros no se utilizaría en aquellos tiempos egipcios. El comentario más llamativo y con el cual se puede estar de acuerdo fácilmente es estilístico: los rasgos habrían sido “acentuados de una forma evocadora del Art Nouveau”.
Nota para despistados: el título de esta nota es una famosa frase del Chapulín Colorado (Chespirito).