Un millón de visitantes cada año asisten al Neues Museum de Berlín y según parece mayoritariamente a ver el famoso busto de Nefertiti encontrado en Amarna en 1912 por Ludwig Borchardt. Por qué esta obra está en Berlín y no en El Cairo es consecuencia directa del colonialismo, pero también de cierta agudeza -o trampa- de Borchardt.
Según esta nota Bénédicte Savoy, ha escrito un libro sobre los detalles. El encargado de las antigüedades Egipto era el francés Gustave Lefebvre, que no reconoció el valor que podría tener el busto y dejó que su descubridor lo sacase del país. Claro que esa es una versión del trámite; otras van de un simple soborno (¿quién no ha pasado por una aduana?) al ocultamiento deliberado por parte de Borchardt que supuestamente (y contrario a otras versiones) sí sería consciente de lo que había descubierto.
Supuestamente Borchardt quería mantener el secreto y sólo lo mostraba a muy pocas personas; al exponer en 1913 lo excavado en Amarna el busto de Nefertiti no estuvo allí, apareció públicamente en 1924 después que James Simon -que había pagado la excavación- lo donó al Museo Egipcio de Berlín.
Ya en aquellos años hubo solicitudes para que esta obra egipcia retornara a su sitio de procedencia, según Savoy otro francés, Pierre Lacau hizo lo posible (incluyendo insultos y demás) desde su cargo como director de Antigüedades en El Cairo y casi llegó a conseguirlo, ofreciendo un cambio por dos estatuas importantes en 1930. El ministerio de exteriores alemán prometió devolverlo para el 9 de octubre de 1933 pero según cuentan el propio Hitler lo impidió.
Borchardt excavó en lo que parece haber sido el taller de un escultor llamado Thutmose en el cual se encontraron otros bustos incompletos (como el de abajo) que también se asocian con Nefertiti.