Los quipus andinos siempre se han asociado con sistemas contables, o quizás con censos y registros de eventos. La novedad que presentan Gary Urton (el más connotado estudioso de los quipus) y Carrie Brezine (matemática y conocedora de los tejidos quechuas) es que los famosos e indescifrados nudos pudieran también representar palabras.
Se conservan alrededor de 700 quipus de diversa magnitud. En 1956 descubrieron en Puruchuco un nuevo grupo de 21 quipus en un sitio funerario, por lo tanto asociando las cuerdas con otros objetos en su contexto.
Como puede verse en esa imagen -tomada por el propio Urton- del quipu de Berlín, no parece cosa fácil interpretar lo que ese montón de nudos pueda querer significar.
Hay elementos claros de información como la longitud y número de nudos de cada cordel, el color de la fibra, el sentido de la torcerdura de la cuerda e incluso su tejido; pero ¿cuáles son verdaderamente portadores de significado?
En el conjunto de quipus de Puruchuco los investigadores notaron un grupo de tres nudos en forma de ocho al principio de cada quipu y especulan que pudiera tratarse del nombre del lugar, considerando que la función primaria de los quipus sería registrar la distribución jerárquica del trabajo en el imperio. Suponiendo que esto se confirme, se podría relacionar cada quipu conservado con su lugar de origen y -eventualmente- entender la carga semiótica de esta “escritura” tridimensional, aparentemente perdida.