Tuve ocasión de ver un documental titulado ‘La verdad sobre Troya’, gracias no a la televisión, por supuesto, sino a la cortesía de algunos internautas “pitupí”. Está presentado por Donald Easton, y en general, fija la posición “oficial” en estos temas que se deriva de las excavaciones que Manfred Korfmann condujo desde 1988 hasta su muerte en 2005.
Al final del programa, Easton presenta un argumento interesante a favor de la existencia de animales con ruedas en la época y en la cultura anatólica que a su manera de ver anticipan y justifican el engaño del famosísimo caballo; dice que usaban vasijas con forma animal, de alturas hasta de casi un metro, con una entrada de líquido en el lomo y que en un muro grabado en Alacahöyük aparece, al final de una procesión de ofrendas a algún dios hitita, un carruaje con forma parecida a un toro y de altura semejante a la de un hombre, si nos atenemos al resto de los grabados.
En esta imagen, muestra el relieve, que está incompleto y además es una copia (el original está en el Museo de Civilización Anatólica en Ankara). Es de resaltar que Alacahöyük está a casi mil kilómetros de los Dardanelos, así que no sé hasta qué punto es una especulación aceptable.
El sitio de Internet del Proyecto Troia está muy completo, y allí se presentan anualmente los avances de los trabajos. En 2001 hubo una gran controversia contra Korfmann debido a una exposición que mostraba reconstrucciones de la ciudad muy imaginativas, basadas apenas en indicios; varios colegas criticaron mucho este tipo de publicidad (así como el hecho de que Korfmann tenía grandes-grandes patrocinadores).
Un artículo de Easton (et al.) publicado allí (PDF) detalla los argumentos de cada lado, aunque está claramente a favor de Korfmann; en particular sobre el tamaño que alcanzaba la ciudad de Troia fuera de la ciudadela.
En el mismo artículo, J.D. Hawkins, coautor, relata de una forma algo detallada cómo se ha logrado disponer en un mapa los topónimos hititas, cosa que tiene su mérito, porque apenas si aparecen algunos nombres en cartas de la época hitita y las indicaciones geográficas son mínimas. El mapa que acompaña el escrito es, sin embargo, de poca calidad, aquí lo presento con una pequeña adición de color:
Primero se localiza Lukka, la antigua Licia, en el suroeste de Anatolia, luego, basándose en que los reinos nombrados por los hititas son marinos van “rellenando” la costa con Caria, el reino de Mira, y finalmente, al no haber otro sitio, otro reino occidental, Wilusa viene quedando en la esquina noroeste, o la Tróade. Hay algún otro argumento, pero la similitud de nombres -Ilios-Wilusa- y -Troia- Taruisa- parece ser el principal; para saber si Wilusa era un reino o poder regional de importancia es determinante la discusión sobre el tamaño de la ciudad baja de Troya, que aparentemente era comparable con otras de la época como Beycesultan, Gordion o Boğazköy.
Hay mucha tela que cortar en este punto; historicidad de la Ilíada, ubicación de Akkiyawa, relación hititas-Egipto, caída de los imperios en la edad de bronce, procedencia de los ‘pueblos del mar’; etc. Pero este retazo es interesante.