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2004-07-18

Atque ubi solitudinum faciunt pacem apellant

En una de esas carambolas que se logran de vez en cuando con los contenidos de Internet (o para el caso, de cualquier biblioteca) me llamó la atención el sitio ‘Thoughts Worth Thinking’, donde, sobre una fotografía de Hiroshima destruida aparece la frase que titula esta nota, traducida más o menos como ‘Crean desolación y la llaman Paz’.

Se trata de una parte del discurso de Cálcago, jefe de una tribu británica, poco antes de la batalla con los romanos comandados por Agrícola. El cuento viene de Tácito, quien de paso era yerno de Agrícola y escribió la historia de sus campañas en Britania, prosecución de la invasión de la isla que ya había comenzado Julio César.

Pues resulta que un profesor de latín de la UAB llamado Pedro Cano, tiene un artículo dedicado a esta obra de Tácito, donde pude enterarme mejor del contexto y el sentido de la frase de marras. El fragmento pertinente:

“Al expolio, la matanza y el saqueo dan el mal nombre de hegemonía, y allí donde crean un desierto, le dicen paz” (auferre trucidare rapere falsis nominibus imperium, atque ubi solitudinem faciunt, pacem apellant)

El artículo de Cano puede subscribirse totalmente. Aparte de la aplicación directa y evidente entre la situación del siglo I y la equivalente más reciente (el caso del imperio americano y la invadida Irak) hace un análisis retórico de los discursos de Cálcago y Agrícola, remarcando la vaciedad de ambos y que al fin y al cabo son los mismos discursos de vencedor y vencido que han poblado las historias militaristas. Pero muy bien escritos por Tácito, nada menos.



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