Un comentario de Jorge Gómez de hace algún tiempo, me impulsó a ver esa película de 1984, realizada por Terry Gilliam, que tiene como fondo casi constante la pieza de Ary Barroso: Brasil. Y claro, con ese fondo…
El protagonista, Sam Lowry, es un burócrata contento y aparentemente reprimido que sufre (o disfruta) delirios oníricos. La película es un tanto complicada, tiene unas pizcas de humor, es decir, llegué a ver dos o tres, debe tener más; y es visualmente coherente con una estética que correctamente llaman ‘retro-futurista’.
Me queda esta escena donde el vehículo con los protagonistas escapa por una carretera totalmente cercada de vallas publicitarias, cosa que cada día que pasa se acerca más a la realidad.
Supongo que para entender todas las implicaciones habrá que verla muchas veces, como hizo Jorge, yo apenas voy por la primera.