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2007-01-20

El mundo está bien torcido

Como consecuente lector de The Daily Grail, no puedo evitar ver las citas que allí colocan como coletillas a las noticias del día y que con frecuencia son llamativas.

Allí leí esta de Michael Ellner (con cierta licencia de traduttore ):

Nada más míranos. Todo va pa’trás; todo está patas pa’rriba. Los médicos destruyen la salud, los abogados destruyen la justicia, las universidades destruyen el conocimiento, los gobiernos destruyen la libertad, los principales medios destruyen la información y las religiones destruyen la espiritualidad.

Como todos los epigramas, suena contundente y para mantener ese efecto es preferible desconocer el contexto original. Ellner resulta ser hipnoterapista y quién sabe dónde habrá expresado la idea citada, pero el caso es que parece calcada de la canción de Serrat (o al menos esa fue la impresión que tuve, muy bien puede haber sido al revés) El món està ben girat que describe las reflexiones de una señora mientras da comida a sus gallinas y cuya “traducción” del catalán me esfuerzo en sintetizar de varias fuentes:

El mundo está al revés... 
las cosas no duran nada 
y nada es lo que parece. 
Al miedo le llaman prudencia, 
a los viejos, la «tercera edad». 
Al asilo, residencia. 

El mundo está al revés, 
dejado de la mano de Dios. 
Los niños ya no obedecen 
y la juventud ya no respeta. 

Hay mucho que hacer 
y poco trabajo. 
Todo lo manejan unos cuantos. 
Se casan los curas por civil 
y por la iglesia. 
Los vecinos se desconocen. 
Se divorcian los casados 
y los divorciados reinciden. 

El mundo está al revés, 
levantarse es una aventura. 
No sabe a nada la verdura 
y hablando, la gente no se entiende. 
Ahora las vacas paren sin haber visto un toro. 
Cuando conviene que llueva, no llueve, 
cuando llueve lo destroza todo. 
En los paquetes de tabaco, 
pone que no fumemos. 

Nadie sabe lo que compra. 
Nadie dice lo que vende. 
El mundo está al revés, 
progresamos hacia la tumba. 
Con lo que gastan en bombas 
podrían matar el hambre. 
Han llegado a la luna, 
pero casi no quedan setas. 
Estamos en un mundo de botones 
que no sabemos cómo funcionan.


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