I
Había en Samarcanda una iglesia cristiana dedicada a San Juan Bautista construída justo cuando el khan Chagatai (hijo, sobrino, hermano o en todo caso pariente de Gengis) se convirtió al cristianismo (nestoriano supongo).
Aprovechando su momentáneo poder los cristianos utilizaron una piedra propiedad de los musulmanes (sarracenos) como base de una de las columnas del nuevo templo. Cuando las aguas de la historia volvieron a su cauce y la mayoría sarracena recuperó el poder exigieron la devolución de la piedra.
Hubo negación y después negociación, en la cual dieron a los cristianos tres días para devolverla, cosa que haría caer el techo del templo. Milagrosamente, al tercer día la piedra se movió y regresó sola a su sitio original. ¿Más? milagrosamente, el templo de San Juan quedó intacto con el detalle de que la columna que estaba sobre la susodicha piedra quedó en el aire, separada del piso por “tres palmos”.
Eso dice el libro de los viajes de Marco Polo. Y como bien observara Henri Cordier en sus notas a la edición inglesa, esto es prueba de que Marco nunca estuvo en Samarcanda: no hace descripción alguna de la ciudad y su única referencia a ella es esta historia increíble. O no.
Según Cordier el estudioso ruso conocido como Archimandrita Paladio (s. XIX) transcribe de unas crónicas chinas (la descripción de Chin-kiang, s. XIV) lo siguiente: Hay un templo (en Samarcanda) soportado por cuatro enormes pilares de madera, cada uno de 40 pies de altura. Uno de estos pilares está en posición colgante y separado del piso por más de un pie
No he conseguido referencias de la supuesta conversión de Chagatai y en cuanto al asunto de la piedra voladora, hay quien cree que todavía puede verse en el mausoleo de Tamerlán, un bloque de jade oscuro ( fuente) que tiene su propia leyenda y maldición asociada.
II
En los meses de verano, el Gran Khan se retiraba a un palacio situado en Ciandu o Chandu, o Shàngdū o Xanadu, donde se divertía matando leopardos y cabalgando por el recinto amurallado que tenía 16 millas de perímetro. El khan montaba (o mandaba montar) un pabellón desarmable que llevaba consigo al regresar a la capital.
El sitio de Chandu está bien identificado (42°21′35″N 116°10′45″E), a 280 km. al norte de Pekín y a 1250 metros de altura. Debe ser fresco. Las fotos satelitales muestran un triple recinto cuyo límite exterior (en la imagen, fuente) tiene unos 9 km. de longitud .
III
No es de extrañar que el libro que contiene esas y unas centenas más de historias sorprendentes se haya conocido como El libro de las maravillas y que haya tenido un éxito impresionante -aún sin ser impreso-. La tradición cuenta que fue escrito por Rustichello de Pisa siguiendo los cuentos narrados directamente por Marco Polo durante su encarcelamiento conjunto en Génova en 1298 aprox.
La versión original estaría escrita en francés antiguo y no se conserva. Como libro de viajes que mayormente es, menciona una gran cantidad de lugares, algunos de los cuales son bien conocidos y otros dudosos o simplemente desconocidos. Gracias a Tobias Boes y su grupo de estudiantes (¡de alemán!) disponemos de una identificación de los sitios mencionados en el libro, aunque hasta ahora sólo han desarrollado el viaje de ida que termina justamente en el palacio de verano de Kublai (el archivo en formato KML se puede descargar aquí).
He resaltado en amarillo los puntos identificados por este grupo con lo que el camino seguido puede intuirse más o menos, como si fuese una gráfica estadística. Esperemos que pronto incorporen el viaje de vuelta, que incluye Ceilán y la entrega de una princesa en la corte de Persia.
IV
Ya en los primeros tiempos de la publicación del libro se suponía a Marco Polo mentiroso o cuando menos exagerado; y la tendencia ha continuado hasta que en 1995 Frances Wood publicó ¿Marco Polo fue a China? donde resume las sospechas que hacen pensar que el comerciante veneciano no pasó de Persia y que todo lo demás fue recolección de oídas como si eso no fuese ya bastante, para el escaso/nulo conocimiento de Asia que había en la época y que parece prevalecer aún en este s. XXI.
Los argumentos de Wood consisten principalmente en omisiones: Marco Polo no dice nada de la escritura china, ni de la imprenta, ni de la pesca con cormoranes, ni de la porcelana ni del vendaje de pies. Más relevante parece que cuando Marco Polo menciona sitios geográficos o nombres propios las palabras no son chinas sino persas. Tampoco se ha encontrado ninguna referencia en los archivos chinos sobre Marco Polo.
Sin embargo, ya hace tiempo que esto ha sido refutado por Igor de Rachewiltz con algo de mofa hacia Wood. De Rachewiltz plantea que el persa era la lengua franca de la época con lo que a mi modo de ver desmonta el principal argumento de Wood. De Rachewiltz también establece que Marco Polo no estableció contacto con la población china sino con la élite mongolesa. En cuanto a la gobernación que Marco Polo dice haber ejercido tampoco le da credibilidad.
Pero sobre la embajada para entregar a la princesa tiene unas observaciones que lo convencen de su realidad: comentarios en crónicas persas, la tableta de salvoconducto que Marco dejó en herencia, y una observación de J. Jensen en la obra de Pedro de Abano quien supuestamente habló directamente con Marco y copió un esquema hecho por él, cuyo análisis lo lleva a la conclusión de que los Polo estuvieron en Sumatra.
Jensen escribió un libro titulado Sí, Marco Polo sí fue a China.
V
La discusión no se ha resuelto, sin embargo. Un equipo de arqueólogos italianos trabajando en Japón han constatado que la descripción de Marco Polo de las incursiones mongolesas a Japón (en 1274 y 1281) no se corresponden con los hechos. Mencionan que los barcos mongoles tienen tres mástiles y no cinco como cuenta el veneciano.
Imagino que a Marco Polo le va a suceder como a Herodoto, su credibilidad ha ido creciendo con el tiempo, y las cosas se irán aclarando en la medida que se distingan los relatos tomados de oídas de los que corresponden a un testimonio directo. Después de todo, la maravilla es el principal atractivo de ambos y por ella nos ha divertido tanto su lectura.