Mucha gente habla de los boleros y que si la nostalgia, y que si el sentimiento, y que si el “romanticismo”, etc. Pero los boleros sirven -como cualquier género musical si a eso vamos- para transmitir costumbres y permitir una comunicación entre generaciones que de otro modo quizás no se podría dar.
Como cualquier generalización no queda bien explicada sin un ejemplo, pondré uno: en la conocida pieza ‘Yo no he visto a Linda’, (aparentemente compuesta por Pedro Flores, pero popularizada por Daniel Santos) se describe un evento que deja atónito a cualquiera que viva alrededor del Caribe (y por cierto que no me refiero a la desaparición de Linda para dedicarse a Dios mientras quienes la extrañaban estaban pensando que se dedicaba a una actividad más mundana y mejor remunerada):
Menos el domingo,
todas las tardes,
salgo a ver al cartero,
a ver si trajo
algo para mi...
No me queda ni un rescoldo de duda. Ningún joven de las Sociedades Americanas en 2000 y pico, podrá imaginar, sin un esfuerzo enorme, la posibilidad de que
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haya un cartero que distribuya correspondencia, y
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que lo haga todos los días ¡menos el domingo!
Queda la canción como testimonio de lo que fue, definitivamente, otra época.