Theodore Feder publica en Biblical Archaeology Review un artículo titulado “Salomón, Sócrates y Aristóteles” sobre este mural encontrado en la Casa del Médico de Pompeya del cual dice varias cosas llamativas.
Una, que es la imagen más antigua de alguna escena bíblica, en este caso el juicio donde Salomón encuentra quién es la verdadera madre de un niño -entre dos candidatas- ordenando cortarlo en dos y dar una parte a cada una. En el mural se aprecia cómo la verdadera madre suplica a Salomón que se lo dé a la otra mujer, mientras que ésta se sitúa al lado del soldado que ejecutaría la drástica decisión para quedarse con su parte.
Como está fechado en la época de la destrucción de Pompeya, supone Feder que un judío no encargaría una obra en la que se representan figuras humanas, ya que en ese tiempo, cercano a la revuelta de los judíos y posterior destrucción de su templo, había presiones que impulsaban la prohibición de hacer tal cosa.
A continuación, Feder supone que quien encargó el mural debía ser un no-judío, podría ser romano, o un cristiano, pero asume que era un gentil basado en que la mayoría de la población era así justamente y no tendría ningún problema con la representación de imágenes humanas.
Donde la especulación se desbanda un poco es cuando Feder interpreta que los dos personajes de la izquierda, que observan con admiración la astucia de Salomón, son Sócrates y Aristóteles. La imagen tradicional de Sócrates es la de un calvo barbudo y con cara redonda, como muestra el busto que se conserva en el Museo Vaticano, de época romana. Una vez hecha la asociación, pues por qué no creer que el otro personaje sea Aristóteles, el argumento: tiene pose de pensador, como en una estatua que se conserva del filósofo.
Así que esta obra manifestaría el conocimiento que se tenía de la Biblia por vía de su traducción griega (la Septuaginta) y la aprobación de los filósofos del acto de Salomón.