Es bien sabido que los europeos y demás habitantes de regiones nórdicas envidian el modo de vivir venezolano. Se advierte cada vez que alguno viene de visita y hay que empujarlo para que se vaya.
Hay algo atractivo en la falta de leyes o más bien en su ignorancia voluntaria, llevada a cabo por toda la sociedad en un acuerdo callado pero muy efectivo. Pues los muy avispados están tratando de copiarnos. Este artículo explica cómo en varias ciudades europeas están eliminando todas las señales de tráfico, semáforos incluidos y cómo ha disminuido el número de accidentes y ha mejorado la circulación en consecuencia.
El caso más notorio es el de Drachten, en Holanda, donde quitaron los 18 semáforos que tenían, y han eliminado los rayados, las señales y parece que hasta las aceras, para que peatones y choferes compartan las vías.
Según dicen, el hecho de no tener que cumplir las rígidas normas hace que los conductores pongan más atención a los viandantes y se vean obligados a hacer señales con la mano y a ser amables entre sí.
Tarde piaste, pajarito. Hace muchísimo tiempo que en Venezuela se está haciendo eso y con los resultados que optimistamente esperan alcanzar los europeos.
Aunque es cierto que las señales no se han eliminado (donde las hay) nadie les pone atención; los rayados significan lo mismo que la ley: nada; y las aceras se comparten entre peatones y automóviles con toda tranquilidad.
En ciudades alemanas apenas están probando nuestra tecnología con pruebas piloto; veo muy difícil que lleguen a tener algo tan distribuido como aquí, todo el país en conjunto. La cultura de ignorar las normas no se adquiere tan fácil, habrá que esperar para ver si les da resultado.