Una de las cosas en las que los norteamericanos nos llevan gran ventaja es en lo que ellos llaman ’teorías de conspiración’. Tienen una para caso sonado, y el más famoso probablemente sea el del asesinato de Kennedy en 1963.
Con la caída de las torres gemelas del WTC por supuesto se han generado una cierta cantidad de teorías ‘alternativas’ con las cuales no estoy familiarizado, pero he leído un artículo de Philip Coppens que las sintetiza y, siendo como es un buen escritor de asuntos no bendecidos por el stablishment, hace que uno se acerque un poco al espíritu conspirador.
Coppens escribe con una actitud no comprometida, pero sus argumentos van dirigidos a convencer al lector de que hay algo raro en el asunto; a pesar de ello, lo máximo que logra es crear algunas dudas.
Por ejemplo, dice taxativamente que nunca se ha visto un edificio de acero desplomarse, cosa que no creo. Que causa sospecha que los edificios cayeron verticalmente, sin ser afectados por el impacto lateral de los aviones. A lo que se puede argumentar que nunca se ha visto caer un edificio de 100 pisos (en realidad, dos) por lo cual la caída vertical pudiera ser lo “normal” más aun considerando la poca masa relativa de los aparatos.
Más teorías hay con el asunto del choque en el Pentágono… hay quien dice que fue un misil, una avioneta, que no fue choque, etc. Según insisten algunos no hay trazas del avión que impactó el edificio.
La frase que más me divirtió del artículo es esta: “Hay pocas dudas de que unos aviones impactaron las torres…”, aunque después de la risa se lee: “pero, ¿fueron los aviones responsables del colapso?”
De lo que no hay duda es que para el grupo de Bush, el ‘Project New American Century’, el evento del 11 de septiembre cayo “como un regalo del cielo”, como dice Coppens.