Hace unos meses comenté algo sobre la idea de Robert Bittlestone sobre la ubicación de Itaca, patria de Ulises-Odiseo, aunque para el momento no había mayor información. Ahora aparece una entrevista ‘in situ’ realizada por Fergus Bordewich de la Smithsonian Magazine en la que se detallan un tanto los argumentos que sugiere Bittlestone y que consisten fundamentalmente en una lectura literal de la Odisea y en ciertos estudios geológicos.
Según Bittlestone el propio Odiseo da la pista en este párrafo (tomado de esta versión):
Soy Odiseo, el hijo de Laertes, el que está en boca de todos los hombres por toda clase de trampas, y mi fama llega hasta el cielo. Habito en Itaca, hermosa al atardecer. Hay en ella un monte, el Nérito de agitado follaje, muy sobresaliente, y a su alrededor hay muchas islas habitadas cercanas unas de otras, Duliquio y Same, y la poblada de bosques Zante. Itaca se recuesta sobre el mar con poca altura, la más remota hacia el Occidente, y las otras están más lejos hacia Eos y Helios
Y por supuesto, la actual Itaca no coincide con esa descripción, aunque parece haber acuerdo en que Same es la actual Cefalonia y Zante o Zaquinto sigue donde siempre, un poco más al sur.
Así que se puso a buscar y llegó a la conclusión de que lo que ahora es una península denominada Paliki (a la izquierda de la isla de Cefalonia (o Kefalonia) fue en aquellos tiempos, aproximadamente 1200 a.C., una isla.
Por lo tanto los argumentos geológicos se centran en la zona señalada por la flecha que ahora es un istmo. Una inspección topográfica del istmo permite detallar un poco el cruce de quebradas y una especie de línea de baja altura que sería la divisoria y el antiguo estrecho.
La ruta de Ulises al regresar sería más o menos desde la parte norte de esa línea hasta la parte sur, donde se encuentra una colina denominada Kastelli, en la cual dicen que hay restos de la era de bronce…
Todo este asunto revolvió algún depósito empolvado de mi memoria y medio recordé que había leído un libro que reconstruía el recorrido de Ulises descrito en la Odisea. Lo busqué y al no encontrarlo quedé muy preocupado porque en estos días publicaron una entrevista a Ray Bradbury en la que declara que la falta de educación hace los libros innecesarios y que “Sin educación, los libros se queman solos” y de verdad creí que el libro se quemó solo. Pero después de rebuscar bien en todos los anaqueles (uso el plural porque son dos), me convencí de que ese libro entró en alguna de las donaciones que hice a alguna biblioteca, cuando quería desprenderme de aquel montón de volúmenes, porque hacían mucho volumen :-)
Así que mediante la utilización de la memoria colectiva que maneja el Sr. Google recuperé el autor y el título: se trataba de De los argonautas a los astronautas , de Mauricio Obregón, quien tuvo entre otros honores el de ser profesor de un curso denominado ‘Historia de los descubrimientos’; también fue rector de la Universidad de los Andes colombiana y embajador en Venezuela en 1955. El libro es de 1977 y hay una segunda edición de 1990. Obregón murió en 1998. De su obra queda en Internet un libro póstumo que recoge muchos artículos escritos en El Tiempo.
Bueno, a pesar de todas las ayudas, la única parte que recuerdo del libro es que el autor recorrió el Mediterráneo para encontrar los lugares de paso de Odiseo. Pero parece que -como sugiere el título- el libro trata también de Jasón y llega hasta nuestros días. En uno de estos artículos, que menciona su paso por Itaca, se aprecia que estaba de acuerdo con la ubicación tradicional, esto es, la Itaca actual sería para Obregón también la antigua.
Bittlestone, por su parte, justifica el cambio de nombre, o más bien el cambio del lugar del nombre a una migración masiva del sitio antiguo debida a terremotos y desastres consiguientes, lo cual también le ayuda a explicar la desaparición de la separación entre lo que según él eran dos islas. Muy conveniente, pero ya se verá. Ya dijo Borges que todos los libros no son más que versiones de la Odisea, de allí que se puedan hacer muchas derivaciones sobre aquellos hechos, imaginarios o no. Aunque la fuerza representada en el cascarrabias afeminado que era Aquiles tiene sus admiradores, la archifamosa astucia de Ulises es una de esas cosas que causa admiración a griegos y bárbaros, y ha generado una legión de imitadores posteriores, como creo que bien “dice” Quino en este dibujo.
Actualización noviembre 2020:
He cambiado las imágenes por mapas topográficos que ilustran mejor el asunto. En años posteriores Bittlestone realizó algunos estudios geológicos para sustentar su argumento, sin embargo hasta ahora no parece haber alcanzado consenso mayoritario (un resumen en Wikipedia).