El vals siempre se ha bailado dando vueltas y espirales; supongo que esa fue la razón por la que Kubrik incluyó -con completo acierto a juzgar por las evocaciones posteriores- en 2001: una odisea espacial el ultraconocido An der schönen blauen Donau (de Johann Strauß II), o simplemente, el Danubio Azul. Las estaciones espaciales giran en la película al paso de ese vals y bailan por cierto hermosamente. La larguísima película de Kubrik está basada en el cuento bastante breve de Arthur C. Clarke El centinela , y la elección musical fue quizás su mejor aporte; en mi caso al menos, lo que persiste de ella es justamente eso.
En otra película que casualmente también es de 1968, The Thomas Crown Affair de Norman Jewison, el tema sonoro era The windmills of your mind de Michel Legrand; cuya idea, como se desprende del título Los molinos de tu mente era reflejar las revoluciones mentales de los personajes y por extensión, de cualquiera. Legrand logra el efecto mediante la repetición de un patrón que sube y baja por la escala, consiguiendo que el oyente haga girar la cabeza en círculos si no pone un poco de atención a lo que hace. Esta pieza ha sido interpretada por cantidad de gente en versiones de todo tipo; la película, por otro lado, ha sufrido una segunda versión que por unanimidad se considera peor que la original.