Manuel da Silva Rosa publicó este año el libro Colón portugués, como si no supiese que por más de trescientos años fue genovés, y luego catalán, o sefardí converso, o gallego, griego, turco, y hasta noruego. Según puede leerse en las reseñas (como esta) que han ido apareciendo.
Rosa, que ha estado investigando el asunto Colón desde hace como veinte años, en este nuevo libro asegura que Colón era hijo de un rey polaco, autoexiliado en Madeira. Y eso merece explicación. Rosa llega a la conclusión de que el rey Władysław III de Polonia y I de Hungría no murió en la batalla de Varna contra los turcos en 1444 cuando tenía apenas 20 años y como consta en los libros de historia, sino que se retiró de por vida a la isla de Madeira sin hacerlo público (uno puede dudar de esto, pero de lo que no cabe duda es que el sitio propio para retirarse en el siglo XV -y quizá todavía- es Madeira).
El argumento parece surgir de una historia madeirense relativa a un personaje que llegó a la isla cuando apenas se estaba comenzando a poblar, cuyo nombre era Henrique Alemão, quien se casó con benepácito del rey portugués con una noble portuguesa. El relato dice que llegó a Madeira en 1454 cuando tenía unos treinta años y que vivía apartado en una villa muy lujosa en Madalena do Mar como a 25 km. de Funchal.
Años después llegaron unos frailes franciscanos provenientes de Polonia por encargo del rey Kazimierz, hermano menor de Władysław que había sido nombrado rey tras un período de tres años (en 1447), con el encargo de pedirle regresar a su patria. Henrique Alemão negó totalmente ser Władysław y acusó a los frailes de locos, según el cuento.
Así que en primer lugar Rosa debe tomarse algún trabajo para establecer que el tal “Enrique Alemán” era Władysław III; y en segundo, que uno de sus hijos sería conocido como Cristóbal Colón.
Los argumentos que se ven en el blog de Rosa son mayormente contra la idea de que Colón fuese un genovés proveniente de una familia de tejedores. Que si nunca habría podido casarse como lo hizo con Felipa Perestrelo e Moniz. Que si nunca habría podido entrar en las cortes de cuatro países europeos; que nunca podría haber tenido un escudo de armas (como el descubierto hace poco por Félix Martínez Llorente, arriba); etc.
Pero en el análisis que Rosa hace del libro de Fernando (O Hernando) Colón publicado en italiano en 1571 sí que parece quedar claro que tanto el nombre como el apellido de su padre (de Fernando) son elegidos, esto es, inventados, no heredados. Sería una especie de dedicatoria a Cristo y al espíritu santo (en forma de paloma: colomba). El cambio de nombre era costumbre cuando se daba “un paso de fe”, como una manera de invocar protección sobrenatural.
Por otro lado, el libro de Fernando es quizá la fuente principal de las teorías alocadas sobre el origen de Colón ya que no dice dónde nació, pero comenta que quería mantener oculta su procedencia y su familia. Y vaya que lo logró.
Cosa curiosa es que todos los escritos de Colón son en castellano, con tintes que algunos califican como catalanismos y otros como portuguesismos pero los testimonios contemporáneos casi unánimemente lo califican de extranjero.
El caso es que el hecho de esconder su origen le ha dado a Colón más publicidad que si hubiese dejado claro quiénes eran sus padres y abuelos. Además del origen madeirense-polaco de Colón, Rosa supone que su verdadera misión era confundir a Castilla-Aragón para dejar la ruta tradicional de las Indias en manos portuguesas; misión que le habría encargado João II (y que implicaría ocultar su proveniencia y verdadera lealtad…).
En fin, esta propuesta de Rosa, alocada como luce, ha convencido a algunos estudiosos; a nosotros -los no estudiosos- todavía no.