Suena prometedor.
Contra todo pronóstico parece que hay una manera -llamémosla científica- de detectar con antelación un terremoto, al menos los grandes. No se había asentado todavía el desastroso tsunami de marzo en Japón cuando ya habían salido dos trabajos más o menos similares que obtienen sus datos no de sismógrafos o medidores de fallas sísmicas, ni de ladridos de perros o conducta de loros, sino del ¡comportamiento de la alta atmósfera! (vía).
El primero es de Kosuke Heki (PDF). El tipo se puso a revisar las mediciones del conteo total de electrones en la ionosfera (TEC) en los días previos y posteriores al terremoto de Japón (los datos provienen según entiendo de los mismos satélites utilizados para GPS) y encontró que hubo una variación notoria de este parámetro no lejos del epicentro. En una de las gráficas que presenta (abajo), se puede ver cómo el TEC aumenta en la región, una hora antes, 20 minutos antes y un minuto antes del terremoto.
Para corroborar la anomalía y su posible coincidencia con los terremotos Heki hizo el mismo estudio con los grandes sismos de Chile 2010; Sumatra 2004 y Hokaido 1994. En sus conclusiones dice que hay una correspondencia que depende de la magnitud; a mayor magnitud mayor anomalía en el valor de TEC, por lo que cree que al menos en terremotos de magnitud 9 (grandes de verdad) sería posible llegar a predecirlos (con poca antelación por lo visto, pero peor es nada).
Por los mismos días Dimitar Ouzunov et al. (PDF) hizo algo similar con unas variables algo distintas, pero también recogidas de mediciones atmosféricas. Una de las imágenes (abajo) muestra la variación diaria de la radiación de onda larga saliente sobre Japón y el resultado, sin ser tan consistente, también se acerca a la deseada predicción.
Creo que el trabajo de Heki es más preciso, aunque quizá sea insuficiente para llegar a salvar vidas, en cualquier caso, es un gran paso para lograr prepararse contra los (grandes) terremotos. Según parece, no hay sin embargo suficiente detección para los menores que causan quizá tanto daño pero más repartido. Habrá que tomar algo más en serio las “luces en el cielo” durante los terremotos.