Nunca he visto Hamlet ni en teatro ni en cine. Y habría que tener muchas ganas para hacerlo porque dicen que la obra completa dura cuatro horas y no es cosa de gastar tanto tiempo en existencialismo ajeno.
Pero por ahí por la nube de la (in)memoria me pasa un recuerdo del famoso soliloquio del tercer acto hablado en la lengua de Quevedo que de alguna manera me parecía hasta mejor que el original, de ahí la curiosidad. En la cajita de etiquetas al lado de esta escasa remembranza aparece el nombre Pedro de Alarcón. Pensé que tenía suficientes elementos para buscar en la -ahora popular- nube de memorias compartidas y así leer la versión que disparó el recuerdo.
Esto me ha permitido tener visión del trabajo de traducción y sus dificultades. Primero, la propia versión original está en discusión, como puede verse en la imagen se conservan tres textos (bastante) diferentes.
Pero digamos que hay una versión aceptada en inglés, que es así (tomada del texto completo en una página):
HAMLET: To be, or not to be: that is the question: Whether ’tis nobler in the mind to suffer The slings and arrows of outrageous fortune, Or to take arms against a sea of troubles, And by opposing end them? To die: to sleep; No more; and, by a sleep to say we end The heart-ache and the thousand natural shocks That flesh is heir to, ’tis a consummation Devoutly to be wish’d. …
Me quedo sólo con la primera parte, porque el monólogo se alarga un tanto y para fines de muestra translatoria es suficiente. Que los versos no son muy digeribles ni en idioma original se evidencia por ejemplo en esta explicación (tomada del sitio mencionado):
(To be, or not … etc.): To go on living or end my life: that is the question. Is it nobler to suffer the pain of misfortune or to take action against this pain. Death brings eternal sleep, which supposedly ends suffering. That is an outcome to be wished for.
Que viene diciendo más o menos esto: Vivo o acabo con mi vida: esa es la cuestión. Es más noble sufrir el dolor del infortunio o enfrentar ese dolor. La muerte trae un sueño eterno que supuestamente termina con el sufrimiento. Ese es un resultado deseable.
Hay unas listas (1, 2) de traducciones al español que comienza en 1772 y llegan hasta fines del siglo pasado, y quizá no sean exhaustivas. De las que se consiguen en la nube mostraré algunas.
La más accesible, se encuentra en la Biblioteca Virtual Cervantes está firmada por Inarco Celenio, que resulta ser un seudónimo de Fernández de Moratín, es de 1798 y reelabora el pasaje de marras en un estilo bastante rebuscado:
Existir o no existir, ésta es la cuestión. ¿Cuál es más digna acción del ánimo, sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta, u oponer los brazos a este torrente de calamidades, y darles fin con atrevida resistencia? Morir es dormir. ¿No más? ¿Y por un sueño, diremos, las aflicciones se acabaron y los dolores sin número, patrimonio de nuestra débil naturaleza? Este es un término que deberíamos solicitar con ansia.
Guillermo Macpherson (se tradujo hasta el nombre) hizo lo propio un siglo después (1873) que parece ser literal o apegado al original e incluso en cierto tipo de verso pero cuyo resultado es (casi) ininteligible.
Ser o dejar de ser: he ahí el problema Si es con arreglo a la razón, más noble Sufrir los golpes, los agudos dardos De atroz fortuna, o terminar la lucha Armas haciendo contra un mar de penas. Morir: dormir; no más; y con un sueño Pensar que concluyeron las congojas, Los mil tormentos de la carne herencia, Término es que apetecer se debe.
En este sitio colocan esta versión atribuida a Rafael Pombo, que mantiene el espíritu y con un estilo audaz:
¡Ser, o no ser, es la cuestión! -¿Qué debe más dignamente optar el alma noble entre sufrir de la fortuna impía el porfiado rigor, o rebelarse contra un mar de desdichas, y afrontándolo desaparecer con ellas? Morir, dormir, no despertar más nunca, poder decir todo acabó; en un sueño sepultar para siempre los dolores del corazón, los mil y mil quebrantos que heredó nuestra carne ¡quién no ansiara concluir así!
Este mismo año se ha encontrado un Hamlet de León Felipe, pero no hay más detalles. Finalmente, en este blog aparece la que me suena más balanceada:
Ser o no ser, esa es la cuestión. ¿Qué es más noble para el alma sufrir los golpes y las flechas de la injusta fortuna o tomar las armas contra un mar de adversidades y oponiéndose a ella, encontrar el fin? Morir, dormir… nada más; y con un sueño poder decir que acabamos con el sufrimiento del corazón y los mil choques que por naturaleza son herencia de la carne. Es un final piadosamente deseable.
Y queda pendiente localizar la versión de Pedro Antonio de Alarcón si es que existe porque me da la impresión de que el recuerdo aquel podría ser impreciso si no simplemente ficticio.