Entre esos recuerdos que parecen más bien olvidos tengo el del cambio de actitud hacia la teoría de la deriva continental de Wegener.
Tenía la impresión que creía venir de mi infancia, de que cuando se hablaba de la formación de la tierra se solía mencionar a Wegener y aprovechar para hacer comentarios sarcásticos como que los continentes flotan o que era una tontería encontrar semejanzas en los bordes de América y Africa, porque después de todo, no era más que una casualidad.
Ahora, sin embargo, y gracias a que mi primo tuvo la gentileza de regalarme una reedición de mi libro de tercer grado (del cual hablaré otro día) compruebo que no era así:
Según la hipótesis del sabio alemán Wegener, hace muchos miles de años existía una sola masa continental. Debido al movimiento de rotación de la tierra, esta masa se fue fragmentando, y el desplazamiento de los trozos resultantes dio lugar a los continentes actuales. Corrobora esta hipótesis la identidad de las formas de las costas occidentales europeas y africanas y las orientales de América.
Eso es todo lo que dice, y realmente no se aprecia sátira allí (a menos que se vea en lo de “sabio”, que es más bien una redundancia, porque ¿qué sabio no es alemán?).
Así que rebuscando en lo más recóndito de las circunvoluciones hemisféricas cerebrales (y eso es bastante rebuscado) me parece que la burla hacia Wegener no viene de la primaria sino de la secundaria en el colegio San José de Maracay, donde más que tener, sufrimos a un profesor que de geografía y afines sabía lo mismo que un bachiller actual (vulgo: nada).
Con razón se me había olvidado. Una consulta al conocido sabio actual, el Sr. Google, me dice que Alfred Wegener (1880-1930) no fue el primero en percatarse de la semejanza en los perfiles continentales, pero sí fue quien desarrolló la idea con algo más.
Aparentemente el disparador de su interés fue una observación que vió en un libro cuando estaba en Marburg en 1911, en el cual se informaba de fósiles de plantas idénticas encontrados en lados opuestos del Atlántico. La teoría de la época para explicar este asunto era la de los puentes intercontinentales.
Así que a partir de allí, Wegener fue reuniendo evidencias para su teoría de que los continentes no están donde siempre estuvieron, ni van a estar. Publicó su libro “El origen de los continentes y los océanos” en 1912, donde aparece la idea de Pangea, un gran continente originario, aunque hipotético.
Sin embargo, no fue hasta después de mediados de los sesenta que su hipótesis fue aceptada universalmente. La diferencia principal con las concepciones actuales es que ahora se ¿sabe? que no son los continentes solamente sino las llamadas placas tectónicas que incluyen partes oceánicas, las que se mueven lentamente (a Dios gracias). Me parece llamativo cómo en el término de una generación (la mía, para más abundamiento) puede cambiar la concepción de todo un mundo acerca de cualquier cosa (ej. URSS).
El problema es que siempre hay que esperar una generación.