Muchos años de dedicación asídua han conducido al desarrollo de este alfabeto mayúsculo que tiene como característica principal que cada letra se realiza con un solo pase de lápiz y -en general- sin pasar dos veces por el mismo sitio.
Horas de práctica y cientos de crucigramas me han permitido casi dominarlo. De hecho, la única utilidad de este “invento” se concreta en la escritura de crucigramas, porque para otra cosa no sirve. Aún con todo, algunas letras -particularmente K, T y X- escapan a la coherencia del resto.