Ayer ví el muy mentado documental “Una verdad incómoda” en el que Al Gore presenta una serie de argumentos como para convencer a quienes no estén convencidos aún de la existencia de un calentamiento general a escala planetaria. Cumple su propósito más o menos.
Y es que el propósito ecologísta se encuentra, pero en plano secundario bajo el propósito personalista. La verdad es que la tercera vez que oí a Gore diciendo “mi amigo Fulano me envió los datos de tal y tal”, perdí la paciencia. Entre las imágenes biográficas cuando no egolátricas de Gore hay una serie de datos que ponen los pelos de punta.
Ésta de lo que fue el Mar de Aral es una de las que impacta. Aunque el secamiento del lago se debió principalmente a los proyectos rusos de regadío, y no tanto al calentamiento. Pero seguro que es algo a tomar en cuenta.
Para ser justos, quizá este documental haga más por la concientización del problema que cualquier otra cosa que se haya hecho; ya veremos. El hilo de la película está basado en las conferencias que Gore ha dado por todo el mundo en las cuales emplea cualquier cantidad de recursos audiovisuales. Hay un sitio que acompaña el documental.