Quién iba a pensar que una visión paranormal del eremita Solovio que coincidió con la aparición de unas luces -dice aquí- en cierto sector de un antiguo cementerio iba a causar una atracción tal que casi todos los caminos conducirían hasta allí.
Pero la fe mueve montañas y con mayor facilidad mueve un cadáver desde Tierra Santa hasta los confines del mundo conocido. Allí “apareció” la tumba de Santiago Apóstol, unos 800 años después de su martirio.
Hecho con datos del CNIG