Doce años han pasado entre ambas fotografías, sin embargo el edificio luce inmutable.
Algo cambiaron las aceras llenas de buhoneros en el 2004 y ahora algo más limpias y con locales cerrados. El tráfico sigue prácticamente igual, fluyendo hacia el sur por la bajada. El gentío típico de la zona de Sabana Grande también.
Al menos el nombre del edificio no ha perdido ninguna otra letra.