vehículo de opinión universitaria, 13 de marzo de 1996
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Tania Hernández
Al contrario de lo que muchos piensan, el problema de la democratización -y con ello también el proceso de elecciones rectorales- en la USR, se refleja en la proliferación conflictiva de valores; esto, si bien pudiera ser una franca y abierta confrontación entre grupos, se ha convertido más bien en una lucha (solapada) entre "amigo--enemigo."
Esta idea de "amigo--enemigo" la retomo del teórico Carl Schmitt y tiene que ver con el hecho, por ejemplo, de que el poder mal enfocado tiende a amenazar todo tipo de acuerdo político, lo que de alguna manera lleva a la destrucción del otro, quien ha sido conceptualizado como "el enemigo." Esta definición de enemigo en el sentido de Carl Schmitt, tendría que ver en nuestro caso, con un grupo de profesores que luchan por sus convicciones éticas, en otras palabras, enemigo sería ese grupo de docentes afirmados en una lucha.
Del otro lado, estaría el grupo que detenta el "poder" al cual se podría definir como "grupúsculo", por cuanto, más que mantener una confrontación abierta y transparente en este proceso "democratizador", establece un tipo de lucha que supone una forma nueva y distinta de violencia.
Esta violencia se caracteriza por la desregulación, es decir, por la ruptura de toda normatividad. ¿Sobrarían aquí los ejemplos?
Lo cierto es que tal democracia en esta Universidad, se va a corresponder con una especie de monopolización profesional de todo quehacer político, obstruyendo así la participación política del resto. Todo esto realmente significa un modo de despolitización violenta, organizada a través de formas institucionales.
Obviamente, el resultado de ello se va a manifestar en una actitud acrítica de parte de muchos docentes, que se ven impedidos de medir los efectos que se derivan de ese proceso. Tal es el caso, por ejemplo, de asumir nombramientos como si ello fuese una dádiva, de parte de las máximas autoridades.
Para terminar y dejando los ejemplos que ya muchos conocemos, se puede concluir que lo que se constata en este proceso de elecciones, es una participación al estilo de los tiempos que vivimos "sin pasiones y sin voluntad."
José Miguel Cruces
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Hay un significativo número de colegas que "no ve" a ningún profesor del interior de la comunidad ueserrista como rector de su universidad. No sabemos bien si esto es manifestación de un complejo de inferioridad, de una auténtica incapacidad de liderazgo, o de una desesperanza aprendida. Pero esta situación en la USR -por definición- es un contrasentido. Y lo es porque, por un lado, defendemos y afirmamos ser una universidad andragógica, que en tanto tal promueve la responsabilidad, la adultez y la autogestión; sin embargo, por el otro, clamamos por alguien externo para que nos oriente en el camino de hacer una universidad, sin importarnos si Este es un gerente con poca o ninguna ascendencia académica en la comunidad universitaria interna o nacional, aparte de poseer otras características no muy universitarias que digamos. Conclusión primera: además de ser poco adultos, actuamos irresponsablemente.
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Seguramente ese síndrome que nos agobia se haya visto agravado por el hecho de que, la única gestión rectoral que tuvimos venida de una actividad académica interna a la universidad (la Dra. Caldera), actuó -por decirlo de un modo más o menos respetuoso- con muy poco acierto. Ella, que laboraba -según decía- dieciseis horas/día, se ocupaba hasta de verificar la exactitud de los viáticos; sin embargo, curiosamente "no tuvo tiempo" -en ocho largos años- para promover a persona alguna o a grupo en particular para que se encargase de administrar la academia, lo cual constituye una deuda histórica para con esta universidad. En cierto sentido en su gestión hubo una severa descalificación de sus pares, y por esta vía, se descalificó a la USR. Cuando desde el interior de la comunidad docente se le presentó la posibilidad de una consulta autogestionada, salió corriendo a buscar a un rector desempleado -y con una hoja de servicios cuestionada en la UDO- para que continuara "su obra". Luce evidente que para la rectora Caldera, en la comunidad docente de la USR "no habìa nadie" capaz de dirigirla. Pero aquí vemos otro contrasentido: al no existir un mínimo de liderazgo interno, mal podemos estar formando los líderes que requiere la nación venezolana como se estipula en parte de los objetivos de una universidad que se precie de tal. Conclusión segunda: no nos justificamos como Universidad.
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Las autoridades que fueron "escogidas", de entre la cosecha interna de "líderes", (que en verdad no son tales), en lugar de construir autónomamente y en equipo un liderazgo en cada una de sus áreas con base en las fortalezas de la USR, prefirieron el camino fácil -porque no tienen ningún proyecto de universidad- de adscribirse a una política cuyo Unico objetivo es la construcción de una maquinaria para control de todo (incluídos ellos), lo cual, desde todo punto de vista desdibuja el concepto de Universidad Su trabajo en la práctica ha sido el de "monaguillos"; el coro que dice amén en un curioso ritual pagano que sacrifica la misión de la universidad en aras de un poder que utiliza la mediatización como instrumento para perpetuarse. Conclusión tercera: cierto liderazgo interno prefiere arrodillarse o cooptar ante el poder, a sabiendas de que se lleva a la universidad por un despeñadero.
Epílogo:
El espacio institucional de la Universidad Simón Rodríguez ha sido ocupado -o más propiamente usurpado- casi desde sus inicios, por intereses personales amparados tras el pragmatismo de grupos partidistas claramente identificables. En un organismo así, la misión de crear y difundir conocimientos sencillamente no es posible; es necesario rehacerlo, reconstruirlo. Resta sólo recordar el Evangelio de Mateo: "Quien puede entender, que entienda" o, "El que tenga oidos, que oiga."
Dora Andara
El texto que en el tiempo sigue a La Clase X (edición aniversaria de la cuestión) será presentado, esperamos, en siguiente entrega. En homenaje a Simón Rodríguez al conmemorarse los 142 años de su muerte, he querido incluir este escrito que presenté ante la comunidad de una escuela básica en ocasión del DIa del Maestro en enero pasado. Como muchas de las propuestas del maestro, todo fue un sueño: pudo más el instinto que el deseo y se prefirió invertir dinero en fiestas y agasajos que en la promoción de un espacio para conversar en la compañIa de libros. Aunque confiaba en una posibilidad y se me confirmó lo opuesto, no me sorprendí, quizás tan sólo quería decir. Si algo he entendido de mi con-versación con Simón Rodríguez a través de sus textos ello es que al final lo que sostiene no son los logros prácticos per se sino la posibilidad de soñar, esto es lo que conduce a que los primeros se den y no al revés. Un humano sometido a la sobrevivencia se domestica a la viveza y deviene una suerte de hombre sin alma, un humano que lucha por la posibilidad de seguir construyendo sueños desecha poco a poco acciones que marchiten su inteligencia. Al recordar a Simón Rodríguez celebro su vida quizás tan sólo por eso, no canjeó sueño por poder, pensó en nosotros, su Unico inmortal logro.
Velar por la libertad de espíritu parece ser el norte legado a nuestro oficio por quienes nos antecedieron; aquéllos a quienes por mantenerse firmes frente a Epocas y modas les es exacto el nombre de Maestros. Hoy, al mirar el estado de nuestra educación, que no es otro que el del mundo, nos cuesta recordarles sin sentir el dolor del extraviado y la desesperación de quien, sin embargo, no puede revocarse --tan grave es en el fondo saberse de una especie cuya posibilidad de existencia está en el gesto de legar.--
Mas no se hizo la firmeza de los Maestros de evadir el dolor y la desesperación, sino de develar esa niebla en la que en un primer momento se nos presentan al unísono la sensación de lo falso, lo infiel, lo vulgar y el presentimiento de lo bello, lo verdadero, lo sagrado. Es el más arduo trabajo: el de dejar atrás la ilusión y hacerse de realidad. Arduo, porque en El cada uno está solo y siempre inexperto. Pero los Maestros, que en ello también solos e inexpertos se reconocerían, nos entregaron lo Unico posible: amor; amor que no es beso ni mano sobre el hombro sino verbo, palabra labrada al calor de la paciencia y la entrega. "Por sus obras los reconoceréis," fueron palabras de un antiguo.
Pero, ¿cómo reconocer a los Maestros y saber de sus obras en una Epoca en la cual nuestra propia "educación" pretende ser tal manteniéndolos fuera de los espacios que supuestamente nos formarían como tales?, ¿cómo, cuando el lenguaje que se ha llegado a entender como educativo es el técnico y el psicológico, el instrumental; el de la instrucción, el del aprendizaje, el de planes y programas, de objetivos, el de "facilitar"?, ¿cómo puede moverse nuestro pensamiento en las complejidades propias del de velar, del deslindar, con un lenguaje que sólo tipifica, alínea, reduce, excluye, enmarca?, ¿cómo se puede "velar por la libertad de espíritu" sin el arte, la filosofía, la teorización, la poesía?, ¿cómo, sin el afecto por la conversación y el respeto por la argumentación de la cual se nutre tal saber?, ¿cómo, con tanta pobreza cultural?
Por el culto a su majestad la técnica y a la rapidez, el libro --y con El la disposición a la lectura y a la escritura-- ha sido dejado de lado, la televisión ha hecho igualmente sus estragos. Algo debemos hacer al respecto, como diría Simón Rodríguez "o inventamos o erramos." Creo que no nos es preciso llegar a inventar; quizás con recordar basta: el placer de vivir aventuras al leer, la emoción de seguir un argumento, el descubrir y pronunciar palabras nuevas, los giros de un idioma, ¡la maravilla de decir.! Vagando por estos recuerdos se me ocurrió proponer a otros miembros representativos de la comunidad la creación de un espacio en el que se abriera a los docentes y a nuestra comunidad educativa, la posibilidad de tener acceso a la palabra de los maestros reconocidos como tales en las diferentes Areas del saber. Ellos, comprensivos, han secundado esta idea. Así, crearemos lo que se podría llamar el Centro de Apoyo Bibliográfico y de Documentación para la Formación del Maestro en Servicio. He propuesto, igualmente que dicho centro lleve el nombre de Rafael Cadenas, trabajador de la palabra, Arbol, sobrio y creador de joyas: poeta. Con la sabiduría que le es propia, podrá El entender que no acudo a su nombre para blasfemar su obra; es decir, para elogiarlo, sino en pos de la exactitud: porque no ha pretendido enseñar, porque en su lugar siempre ha velado, Maestro le reconozco.
Aldo Colmenares
HIPOTETICO
Programa USR
Riqueza = promesa fracasada
--la cuestión--vehículo de opinión universitaria-- --Número 27,
13 de marzo de 1996--
--editor-director: Eloy Cano Castro
--En anexo a este número se publicaron entrevistas con los candidatos a rector de la USR, realizadas antes del cierre de las postulaciones. Se envían por separado--
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