Stuart Manning le está sacando el jugo (o la savia) a los árboles muertos. Ya el año pasado formó cierto revuelo con el planteamiento de atrasar casi 100 años la fecha de la erupción del volcán en Santorini; viene trabajando en ello desde hace diez años y cada vez se arriesga más con la aproximación.
Últimamente (pdf) precisa que con mucha probabilidad fue entre 1639 y 1616 a.C. Para estos cálculos se ha basado principalmente en análisis de carbono 14.
Más interesante me parece el trabajo de engranamiento que hace falta para establecer una cronología basándose en las -pocas- muestras de árboles que quedan de aquellas antiguas épocas. Manning entró a dirigir hace también un año el departamento de “anillos de árboles” de la universidad de Cornell y allí se consigue con más de 40.000 muestras cuidadosamente recolectadas desde hace treinta años por el fundador Peter Kuniholm. El objetivo de este departamento es construir una escala temporal basada en los anillos de árboles que cubra los últimos 10.000 años para el área del oriente medio, y parece que les falta poco (ya tienen una base de datos con diez millones de mediciones de anillos).
El caso es que en estos días Manning estaba haciendo un “demo” o visita guiada a los jefes de Cornell y en la nota comentan de pasada -y no he logrado conseguir mayor información- que el laboratorio ha determinado que la fecha de Hamurabi el mesopotámico es de alrededor de 1792 a.C.; así sin mayores efusiones. Considerando que las cronologías conocidas tienen variaciones de siglos entre sí, parece tremendo hallazgo si es que se confirma esto.