PsicoexcesosPsicoxHistorias y cuentos

2008-05-28

Cita citable

Por eso hubo alegría en Coro cuando se supo que Alfínger había muerto y los Alcaldes Francisco Gallegos y Pedro de San Martín lo tumbaron de la silla para ponerse ellos, alegría que duró poco, pues los nuevos gobernantes siguieron atropellando a la gente a placer, con lo cual establecieron un patrón que no ha dejado de seguirse hasta nuestros días.

Eduardo Casanova, en 1997



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