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2008-05-02

Patricios y plebeyos

Comenté anteriormente la idea planteada por Ives Cortez: que las lenguas romances no derivan del latín sino de una lengua hablada en Roma que él llama ‘italiano antiguo’. En una nota algo más reciente de su blog recula un poco, porque ahora dice que el latín no sería una lengua artificial como había propuesto, sino que el latín y el italiano antiguo serían idiomas contemporáneos y que se desarrollaron en paralelo por siglos.

Dice Cortez que hay dos fuentes principales para la historia temprana de Roma: Tito Livio y Denis de Halicarnaso; casualmente, hay escaso material sobre el segundo, y sobre el primero apenas si conseguí la traducción al inglés de la Historia Romana en el Proyecto Gutenberg, al menos completa (y es larguísima). No encuentro explicación de por qué no hay en Internet una traducción al español de las obras de Tito Livio… (no sé si será un argumento a favor de Cortez que se requiera traducir el latín).

El caso es que leyendo los primeros capítulos de la historia contada por Tito Livio hay allí elementos de fusión entre pueblos distintos, comenzando por la llegada (mítica o no) de Eneas desde Troya a la cuenca del Tíber y su encuentro con la gente asentada previamente, cuyo jefe tenía por nombre Latinus.

La historia es bastante enrevesada, luego de que los troyanos pelean con los latinos, se alían y el cuento continúa hasta la creación de la nueva ciudad por Rómulo (no Remo), en la colina Palatino que por cierto ya estaba habitada en esa remota época.

Cortez extrae varias citas de Livio que aparentan mostrar una división, unas veces más notoria que otras, entre el pueblo que se llamaría romano y llega a la preconclusión de que la división se mantuvo todo el tiempo y que la diferencia entre el latín y el viejo italiano o romano, se reflejaría en la propia división social de patricios y plebeyos; el latín se terminaría convirtiendo en el lenguaje de la élite, lengua escrita, y el romano sería el verdadero antecedente de las lenguas romances.

Claro, todo esto es suponiendo que entendí algo de lo escrito en francés por Cortez; cosa que me arriesgué a hacer solamente por su atrevido planteamiento que supone menor la distancia entre estas lenguas “hermanas” de lo que se nos ha contado. Seguiremos pendientes…



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