Creo que la propaganda fue inventada por alguno que se dio cuenta de lo fácil que es hacer alusiones a esas historias tan repetidas por generaciones que están en la conciencia de todo mundo.
La “historia” de Sansón es una de ellas, difícilmente habrá quien no esté al tanto de su fuerza sobrehumana; la mayoría también recordará a Dalila. No es de extrañar que haya tantos productos Sansón , pegamentos, grúas, misiles, etc. Cualquier cosa a la que se le quiera atribuir fuerza la adquirirá o al menos estará asociada a ella con el sólo uso de la denominación.
Todo lo que se sabe de Sansón está descrito en el libro bíblico de los Jueces, entre los capítulos 13 y 20. Hijo tardío anunciado por un ángel , para poder concebirlo su madre se sometió a ciertos compromisos entre los cuales estaba el de nunca cortarle el pelo. Cuando Sansón creció se fue dando cuenta de lo fuerte que era, mató un cachorro de león, luego a treinta filisteos, luego a mil filisteos con una quijada de burro (lo único que tenía a mano) y entonces conoció a Dalila quien aparte de seducirlo estaba contratada por los filisteos para encontrar el origen de la superfuerza.
Una vez descubierto el asunto, fue capturado y le sacaron los ojos. Murió derribando la casa donde lo mantenían como espectáculo cuando el cabello le comenzó a crecer de nuevo, al parecer, sin que se percatasen los mismos que se lo habían cortado.
Esa es la lectura superficial, pero hay gente que lee a fondo las cosas, como Jeremy Schipper que ha publicado en Biblica un artículo donde resalta la contradicción evidente (e ignorada normalmente) entre los versículos 17 y 20 del capítulo 16 de Jueces.
Dalila conoce a Sansón (en sentido bíblico, por supuesto) y enseguida se pone a preguntarle cuál es la fuente de su imponente fuerza; tres veces le pregunta y tres veces le miente Sansón; en las dos primeras incluso ya había filisteos preparados para capturarlo, pero no en la tercera.
Insiste Dalila una cuarta vez (¡qué fastidiosa!), el versículo 17 cuenta cómo Sansón “le abre su corazón”:
La navaja no ha pasado nunca por mi cabeza, porque estoy consagrado a Dios desde el seno de mi madre. Si me cortaran el cabello, mi fuerza se apartaría de mí, me debilitaría y sería como los demás hombres.
Y apenas unas líneas más adelante, v. 20, después que Dalila busca un hombre que le corta todo el cabello mientras duerme:
Al despertar de su sueño, Sansón pensó: “Saldré del paso como las otras veces y me libraré”. Pero no sabía que el Señor se había apartado de él.
Schipper se pregunta qué pasaba por la mente de Sansón para no darse cuenta de que él mismo había dado su secreto y creer que podría salir indemne como las otras tres veces. Para responderse, hurga en el texto hasta encontrar las razones que podría tener Sansón para querer prescindir de su fuerza.
La clave está en una palabra cuya traducción varía entre cada versión y cada idioma; p.e.: en este sitio:
Y el espíritu del Señor comenzó a actuar sobre él en el Campamento de Dan, entre Sorá y Estaol.
Y en este otro:
Y un día en que Sansón estaba en el campamento de Dan, entre Sorá y Estaol, el espíritu del Señor comenzó a manifestarse en él.
Según Schipper, el verbo traducido tan variablemente (actuó, se manifestó) corresponde a una forma que siempre que se utiliza en otros contextos se refiere a un estado de inquietud y/o falta de sueño. A partir de allí nota que Sansón prácticamente no duerme, sobre todo cuando ha utilizado su excesiva fuerza; con el cansancio acumulado Sansón está más bien a favor de perder ese “beneficio” con tal de dormir. Se trata de un efecto secundario.
A eso debemos atribuir la cara de agotamiento que acertadamente puso a Sansón el escultor Arnoldus Quellijn (en la imagen, de Wikmedia).
Pero la duda queda si el cansancio se debe al insomnio por el uso de la fuerza o a la insistencia machacona de Dalila. Es bastante evidente que la repetición funciona, tanto en el caso de la lectura bíblica, como en propaganda, como en el tesón de Dalila. Ni Sansón pudo contra eso.
Actualización :
Un par de cosas se me quedaron en el teclado.
Uno, que Schipper pasa por alto la sed que sufre Sansón tras matar los mil filisteos; luce también como un efecto secundario.
Dos, la misma idea de efectos secundarios hace suponer que hay alguna droga actuando allí; quizá Sansón era “juez” (¿shamán?) porque tenía conocimientos de hierbas y las utilizaba…
Finalmente, es posible que tales análisis persigan subrepticiamente hacer más creíble el cuento con intención de darle veracidad al paquete bíblico.