Frederic Ives inventó a fines del siglo XIX un proceso para tomar fotografías utilizando un aparato que mediante espejos y filtros tomaba tres negativos -desde dos ángulos para efecto esteroscópico- (primera imagen, un cromograma, fuente) que con filtros adecuados (rojo, violeta y verde) y vistos a través del Krömscöp (segunda imagen, fuente) permitían ver el resultado en color y tridimensionalmente; casi nada.
Su hijo Herbert donó la colección de unos cientos de imágenes al Museo Americano de Historia Natural donde estuvieron hasta que, en 2009, durante el proceso de catalogación se (re)descubrieron algunas tomadas por Ives en San Francisco unos meses después del famoso terremoto de 1906.
Cosa que no obsta para que haya aparecido la “noticia” hace apenas unos días como si fuese novedad.
Hasta ahora sólo he conseguido ver las imágenes de San Francisco, pero Ives viajó por todo Estados Unidos y Europa, espero que en algún momento publiquen la colección completa.
El proceso, que Ives llamó fotocromoscópico, no tuvo éxito entre otras razones porque era muy caro.